Desde la pandemia se han vuelto comunes las “visitas” de osos en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, México, y en esta ocasión uno de estos animalitos se presentó sin invitación a un romántico evento.
Un hombre enamorado había planeado todo para tener una velada especial y proponerle matrimonio a su novia, pero de pronto todo se interrumpió ante la aparición de un oso negro, el cual no era parte de la decoración del evento. Por fortuna, ni el osito ni la pareja salieron heridos.
Un letrero luminoso pidiéndole que se casara con él, unos pétalos de rosas regados por el suelo, una cena con vino y, por supuesto, la cámara lista para inmortalizar este momento… y para captar la entrada del peludo visitante.
De pronto, muy quitado de la pena, el oso entró en escena como si anduviera por su casa mientras el novio estaba con una rodilla en el suelo y sacando lo mejor de su repertorio romántico para convencer a su novia de casarse con él. Seguro que el oso tenía hambre porque fue directo a la mesa, aunque ya no encontró nada, y luego se retiró.
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El oso ya no encontró comida, así que solo se retiró, demostrando que a pesar de ser un animal salvaje, ya está acostumbrado a encontrarse con humanos. De seguro decidió buscar otra opción en lugar de lanzarse sobre la pareja, quienes no olvidarán jamás este momento.
Al final no supimos si la novia le dijo que sí al enamorado porque el oso se robó toda la atención o tal vez fue una señal para que este hombre lo pensara mejor, dejara la propuesta y renunciara a su soltería en otro momento. Señales.