Un experimento social muestra cómo un indigente fue la única persona que tuvo compasión de un niño que se congelaba en las calles de Nueva York. El chico trae una playera rota, no lleva zapatos y estaba parado en las calles heladas de Nueva York, temblando y sosteniendo un letrero. La temperatura ambiente estaba entonces a -15° centígrados.
El niño se hace pasar por indigente y sostiene un letrero donde pide ayuda. Conforme avanza el video, vemos decenas de personas que pasan, algunos no se fijan y otros lo ven asombrados, pero ninguno hace nada.
En un momento, el frío es tanto que el joven se acurruca en el piso y se envuelve parcialmente con una bolsa de plástico. Luego de dos horas de ver gente pasar, un indigente se le acerca para preguntarle cómo está.
Le pregunta si tiene frío y le da su chamarra, le da dinero para que compre comida y le explica que él también es indigente, por lo que no puede ayudarle a buscar familiares que lo ayuden. En algún momento le dice que al ser ambos indigentes, deben cuidarse uno al otro.
Los productores del video se sienten tan conmovidos que se acercan a darle dinero al indigente. Le dicen que el niño es su hermano que estaba perdido y que lo vieron ayudarlo al dar vuelta a la esquina.