Las leyendas son parte del folclor de cualquier sociedad. México no es la excepción y en su vasto territorio guardan varias leyendas que son capaces de provocar escalofríos y agotar el sueño de quien las escucha. Una de las más populares y de las más esparcidas por el mundo es la de La Llorona.
Según cuentan los relatos populares, La Llorona es un espectro de una mujer que deambula por las calles lamentando la muerte de sus hijos, quienes perdieron la vida después de que ella misma los ahogó. Desde entonces vaga por la noches penando por la muerte de sus retoños.
En un video viralizado por la plataforma de TikTok, supuestamente, se llega a escuchar el llanto de La Llorona. En el metraje se escucha un lamento, así como perros ladrando y aullando por la presunta presencia de la aparición. Subido por la cuenta @soy_ariess, la publicación asegura haber compartido el material a las 3:18 a.m.
Pronto, el video se volvió viral, atrayendo, al cierre de edición, más de 5.3 millones de reproducciones y miles de comentarios sobre el supuesto hecho, aparentemente grabado en Mérida, Yucatán. Algunos usuarios lo tomaron con humor, mientras que otros aseguraron que a ellos ya les había pasado e incluso que escucharon lo mismo.
«Ay. mamita. Yo mejor me voy». Este hombre dice que grabó a La Llorona y hasta a los perros ladrando ¿será verdad? Pero solo es lo que la gente cuenta. pic.twitter.com/4gNrZqeNlM
— tacodealacran (@tacodealacran) October 24, 2022
‘Ay, no sé qué haría si escucho eso’; ‘Yo también la he escuchado’; ‘El ladrido de los perros lo dice todo’; ‘Era yo porque perdió el América’; ‘Era mi prima llorando por su ex, bro. Perdón’; ‘Si se escucha cerca, está lejos’; ‘Ese audio lo escuché en otro video’.
—Comentarios en el video
La Llorona, según cuentan las leyendas, era una mujer indígena que se enamoró de un hombre criollo de familia adinerada. Con el tiempo, su relación tuvo como fruto dos hijos, pero al ser de “sangres diferentes”, no podían estar juntos en sociedad.
Cuando ella creía que él la amaría por siempre, le confesó que se iba a casar con otra mujer, no podían estar juntos y su amor no podía ser posible. Además de decirle que no la amaba, le juró que le quitaría a sus hijos. Esa misma noche, para evitar que el hombre se los llevara, ella los sumergió bajo el río hasta ahogarlos.
Se dio cuenta de lo que había hecho, pero ya era demasiado tarde. Con todo el dolor, comenzó a llorar la muerte de sus pequeños y el penoso acto que había cometido. “Ay, mis hijos”, repetía en llanto. Era tanto su pesar que ella también se sumergió en el río hasta no sentir más. O al menos eso es lo que cuenta una de tantas versiones de este relato.