La comida rápida es una buena opción cuando el tiempo apremia y no es posible dedicarle unos minutos a la cocina. Esto no quiere decir que sea la mejor opción para alimentarse, ya que los ingredientes ultraprocesados y la saturación de elementos como el sodio o las grasas convierten a una hamburguesa de cajita feliz en la comida ideal para tener un colon irritado.
En 2004, Morgan Spurlock experimentó en su documental Super Size Me el efecto de alimentarse solo con comida de McDonald’s durante 30 días. Los resultados fueron devastadores para su salud física y mental. Este esfuerzo le valió el reconocimiento del público, que pudo ver a través de su cuerpo cómo afecta la ingesta excesiva de grasas. La Academia lo nominó al Óscar a Mejor documental largo ese mismo año.
Conan Visser, un australiano entusiasta de la experimentación de dietas, decidió hacer su propio reto de consumir solamente comida de KFC durante un mes: papas fritas, pollos rebozados, hamburguesas, entre otros platillos de Kentucky Fried Chicken fue lo que se presentó en su mesa día a día. Todo su proceso fue documentado en video para sus redes sociales.
Durante su proceso, las reglas de alimentación eran básicas, solo se podía ingerir productos de KFC y, por petición de sus seguidores, Conan, quien también dedica gran parte de su tiempo al ejercicio, continuó con su entrenamiento físico. Con el paso de los días, los videos fueron testigos no solo del cambio de su cuerpo y de los ocho kilos que subió, sino de la transformación anímica y energética que tuvo.
Al inicio de su reto personal, pudo sopesar el cambio de dieta y su cuerpo fue cobrando factura con el ejercicio, ya que la disposición de la energía y el rendimiento ya no era el mismo. Pero no pasó ni una semana cuando el deportista ya sentía los estragos de la comida chatarra. Al cuarto día comenzó a sentir malestar estomacal. Tal era su dolor que tuvo que acudir al hospital.
El médico le pidió una tomografía, que solo sirvió para que el doctor y Conan se dieran cuenta de una obstrucción intestinal provocada por la falta de fibra. Aun así, el reto no había concluido y con toda decisión, se plantó para terminar y llegar a la meta de 30 días, aunque no los pasaría mejor.
El cuerpo de Conan estaba recibiendo alrededor de 6500 calorías diarias, pero no todas llegaban a ser utilizadas en el gimnasio, lo que le provocó un aumento de peso, tal y como lo documentó en los videos de su cuenta de TikTok (@conanmvisser). Su piel también se vio afectada y comenzaron a salirle erupciones cutáneas. En cuanto a la energía, cada vez estaba más cansado.
El hombre fitness no dejó de hacer chequeos con el médico, tanto de lo que estaba pasando en su intestino como en su composición sanguínea. Era evidente que los órganos estaban reaccionando a su dieta y no llevaba ni medio reto cuando tuvo que comenzar a tomar complementos que le ayudarán a tener una buena digestión. Con tal cantidad de grasa, su intestino se estaba volviendo lento, lo que podría llevarlo a una oclusión gastrointestinal.
Con el paso de los días, el rendimiento en las actividades físicas iba en deterioro, mientras que su peso iba en aumento. En cuanto a su estado de ánimo, este también se vio deprimido por los bajos niveles de dopamina y serotonina. La felicidad y el positivismo que tenía al inicio de este ejercicio cambiaron y aunque nunca decidió retirarse, cada vez era más difícil mantenerse firme.
Llegó un punto en el que Conan comenzó a experimentar con la comida y hacer mega combinaciones como la hamburguesa de pollo frito aderezada con puré de papas, gravy y papas fritas como topping. Obviamente, los resultados de llevar un consumo excesivo de calorías, azúcares, sales y carbohidratos iban a cobrar caro.
Después de 30 días de solo comer en KFC, Conan Vesser consumió más de 100 000 calorías, gastó más de mil dólares en comida y ganó ocho kilos. A pesar de hacer ejercicio constantemente, su abdomen se abultó y era evidente el cambio físico. El experimento pudo mostrar lo peligroso que es basar la dieta en comida rápida y deja una advertencia tácita de lo que puede ocurrir si se practica, sobre todo cuando no se tiene una actividad física que pueda compensar el impacto calórico.