En la carrera por construir vehículos autónomos, sus creadores han incluido en la mezcla nada más y nada menos que el GTA V (Grand Theft Auto V), el videojuego en el que tratas de escapar de la policía y completar misiones criminales mientras usas todo tipo de vehículos y violas todo tipo de leyes.
El juego es una de las plataformas de simulación que los desarrolladores e ingenieros están empezando a usar cada vez más para entrenar a las máquinas a tomar control del carro familiar.
Según Bloomberg, compañías como Ford están apostando por sacar modelos autónomos, y esperan que esto suceda en tres años.
Pero como todavía hay mucho qué aprender en algoritmos, y sucesos imprevistos como por ejemplo cuando un colchón se cae del vehículo de adelante, están apostando por el videojuego, que se parece más a Rápido y Furioso que a la vida real, entre otros simuladores.
El año pasado, científicos de la universidad tecnológica Darmstadt en Alemania, desarrollaron una forma de usar la información visual del GTA V. El último título de la franquicia es tan bueno como la realidad misma, aseguran, pues tiene 262 tipos de vehículos, más de mil peatones impredecibles y animales, 14 condiciones climáticas e incontables puentes y señales de tráfico, túneles e intersecciones.
Los simuladores pueden hacer que un carro maneje por más de 3 millones de millas en un solo día. “Confiar en los datos del camino solamente, no es práctico”, explica Davide Bacchet, quien dirige los trabajos de Nio, una empresa en San José California y que tiene pensado lanzar un auto eléctrico autónomo en 2020.
“Con la simulación puedes correr el mismo escenario una y otra vez una infinidad de veces y volver a probar”.
Así que, por increíble que parezca, los videos hiper realistas de estos juegos son capaces de generar información que es muy cercana a lo que enfrentará la inteligencia artificial (IA) en el camino. El software de la IA ha estado ahí desde los juegos de Super Mario Bros y Angry Birds, por ejemplo.
Hasta ahora, “el juego provee el ambiente más rico del que se pueden extraer datos”, dijo Alain Kornhauser, profesor de la universidad de Princeton, investigador del ramo de vehículos autónomos.
En Toyota, los investigadores también tratan de entender el sistema. Para todos los errores estúpidos que cometen los motoristas, el cerebro humano es muy superior en encontrar una respuesta.
Ese es el gran reto que enfrentan los fabricantes, pero Gill Pratt, jefe de Toyota en California, ha dicho que la simulación debería ser una prueba aceptable y equiparable con el mundo real.