El crecimiento vertiginoso de las Inteligencias Artificiales (IA) ha ocasionado que cada vez sea más probable vivir en uno de los mundos salidos de la mente de Isaac Asimov, pues, poco a poco, se han instalado en nuestras vidas sin que nos percatemos. La preocupación es tan real que incluso Hollywood busca regular su uso a la hora de escribir guiones.
Esta afirmación suena, fácilmente, como el inicio de alguna película de Ridley Scott, pues, en pocas palabras, próximamente conviviremos con leyes que regulen los derechos de autor de los humanos para que los prototipos de chatbot, como ChatGPT, no se queden con el crédito de los libretos detrás de tus pelis favoritas.
El Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA, por sus siglas en inglés) fue el encargado de alzar la voz a través de una propuesta publicada en Twitter, donde señalaron la importancia de entender las IA como una herramienta más, como sería el software final draft, y no como un autor o escritor al que se le deba dar crédito.
El ‘software’ de IA no crea nada. Genera una regurgitación de lo que se alimenta. Su producción no es elegible para la protección de derechos de autor ni un programa de ‘software’ de IA puede firmar un certificado de autoría. Por el contrario, el plagio es una característica del proceso de IA.
The WGA’s proposal to regulate use of material produced using artificial intelligence or similar technologies ensures the Companies can’t use AI to undermine writers’ working standards including compensation, residuals, separated rights and credits. #WGAStrong 🧵1/7
— Writers Guild of America West (@WGAWest) March 22, 2023
En conclusión, el Sindicato no busca la prohibición de las IA como un mero apoyo, más bien, exigen que la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) se tome el tiempo de aclarar las nuevas reglas del juego, pues, actualmente, cualquiera podría convertirse en el próximo Peter Jackson 2.0 y no sería justo ni para el Peter Jackson original ni para nadie que use su tiempo y creatividad en la producción de un guion desde cero.
En conclusión, se busca que cualquier material desarrollado por una Inteligencia Artificial no pueda denominarse “original”, pues un filtro humano siempre será solicitado para adaptar las creaciones de la máquina.