Cuando pensamos en inteligencias artificiales (IA), usualmente tenemos en mente a las “IA débiles”, que funcionan como una especie de herramientas. Por ejemplo, los motores de búsqueda de Google y las plataformas sociales que parecen saber lo que queremos antes que nosotros. Sin embargo, la cosa cambia cuando entramos al campo de las “inteligencias artificiales fuertes”, aquellas que son casi humanas, e incluso más que humanas, y han sido hasta ahora objeto de especulación y ficción. Pero quizá eso llegue a cambiar, como parece vaticinar una robot inglesa.
El pasado 11 de octubre, Ai-Da, la primera artista robótica humanoide ultrarrealista, quien “nació” en 2019, fue citada a la Cámara de los Lores para dar testimonio, junto a su creador, Aidan Meller, sobre el futuro de la tecnología en el arte frente al Comité de Digital y de Comunicaciones. Todos quedaron sorprendidos cuando la robot, famosa por pintar un retrato de la ya fallecida reina Isabel II, le dijo a los presentes que la tecnología podía ser tanto una amenaza como una oportunidad para los artistas en cuanto a la creación de arte.
La amenaza y la oportunidad
Cuando se le presentó la interrogante “¿Cuál es el rol de la tecnología para crear arte en el futuro?”, la respuesta de Ai-Da dejó impactados a todos los presentes. La tecnología ya ha tenido un gran impacto en el modo en que creamos y consumimos arte; es muy probable que esa tendencia continúe con la llegada de nuevas tecnologías. Sin embargo, no hay una respuesta clara del impacto en un campo más amplio del arte, pues la tecnología puede ser simultáneamente una amenaza y una oportunidad para los artistas creando arte.
Ai-Da posee inteligencia artificial, pero no todas sus funciones se rigen por el mismo sistema o emplea los mismos algoritmos. Según Meller, el aprendizaje y la retroalimentación del medio obtenida con sus capacidades de visión le permiten emplear técnicas para variar su procedimiento al momento de realizar sus obras, para lograr “creatividad”. En pocas palabras, la robot es capaz de interpretar y responder al ambiente en el ámbito de la creación y de la interacción con su medio, incluso limitadamente en situaciones conversacionales.
Preocupaciones: ¿para cuándo Skynet?
Justo después de la declaración de Ai-Da y de la explicación de Meller sobre el modo en el que la robot trabaja, que “no se le alimentan datos” y que “no es un titiritero”, sino que “se conversa con ella”, quien aporta ideas al proceso creativo, Lynne Choona Featherstone, la baronesa de Featherstone, admitió sentirse algo “aterrorizada” por la respuesta, que le recordaba a algunas obras de ficción en las que las máquinas amenazaban a la humanidad.
Para alguien que sabe muy poco sobre el campo de la inteligencia artificial, esto se acopla demasiado bien al argumento de todas esas películas en las cuales las IA se apoderan del mundo. Esto es mucho más sofisticado de lo que esperaba ver hoy, debo decir. Yo me dedicaba al arte antes de convertirme en política y me encuentro impactada por lo que hemos hablado hoy, son cosas serias.
No creo que nos lleven al apocalipsis
Cuando lord Lipsey le preguntó a Meller sobre su opinión respecto a las maravillas que promete Ai-Da y a lo que cabe esperar del impacto que tendrán ella y otras tecnologías que vienen, en particular las relativas a la inteligencia artificial, sobre el devenir de la humanidad, el investigador se muestra optimista y dice que las representaciones hollywoodenses no son muy acertadas.
Hay algo de emoción popular respecto al potencial de las inteligencia artificial, en parte debido a que las expectativas que se tienen respecto a este tipo de tecnología se basan en obras publicadas por entidades como Hollywood y similares, que muestran a robots autónomos caminando por la calle, creando mundos de maravillas o de horrores y caos. Aclaro que no creo que eso vaya a ocurrir. Creo que estamos dando grandes zancadas en el campo de la inteligencia artificial, pero eso no nos llevará a un apocalipsis prematuro.