En su retiro espiritual, los jóvenes monjes estudian religión, logran la paz interior, dominan el cuerpo con la mente y aprenden sobre… ¿videojuegos en línea?
Parece que la tecnología no está peleada con el estilo de vida austero de estos cuatro monjes aprendices, quienes se presentaron al Campus Nong Khai de la Universidad Khon Kaen, en Tailandia. Rapados y vestidos con sus clásicos hábitos color naranja, ellos participaron en un torneo de videojuegos.
Provenían de la escuela budista Balee Sathit Suksa y fueron acompañados por su maestro, Kokkiad Chaisamchareonlap. Él explicó que los jóvenes pasan alrededor de 20 horas diarias estudiando religión, pero que sus instructores también promueven su crecimiento en otras áreas:
Los novatos son solo niños, como otras personas de su edad que necesitan crecer, desarrollar sus habilidades y explorar sus intereses. Queríamos darles a los estudiantes una oportunidad. Muchos de ellos no tienen eso en familias pobres o hogares rotos.
Los monjes se dieron tiempo entre sus estudios para aprender sobre computación y descubrieron los eSports (deportes electrónicos). Comenzaron a entrenar arduamente, y se especializaron en el videojuego de carreras Speed Drifters porque supieron que pronto habría un torneo.
Se presentaron a la competencia de eSports… ¡y ganaron! Su maestro dijo que solo les habían dado la oportunidad de participar, pero que nadie esperaba que se convirtieran en los campeones.
Hubo muchas felicitaciones para estos monjes gamers, aunque también los criticaron por aceptar premios de concursos, pues se cree que estos religiosos no deben tener apegos materiales. Puede que eso sea cierto, pero también hay que reconocer el talento y dejar atrás los estereotipos.
La espiritualidad no está contra la modernidad, y estos monjes aprendices demostraron que se puede ser religioso y también un as de los juegos.