Desde hace algún tiempo se tenía la sospecha de que el satélite natural de la Tierra podría contener rastros del líquido vital, y gracias a las observaciones hechas en años recientes se confirmó que sí existen pequeñísimas cantidades de agua en la Luna.
La fuente de datos que corroboró este hallazgo fue un telescopio de la Administración Nacional de la Areonáutica y del Espacio (NASA) montado en la cola del avión tipo Boeing 747, que sobrevoló a 13,000 kilómetros de altura. Desde esa distancia se pudo captar una longitud de onda infrarroja que solamente puede emitir el agua.
Las imágenes captadas por el telescopio del Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA por sus siglas en inglés) fueron obtenidas desde el 2018, y se enfocaron en el cráter Clavius. Después de analizarlas durante dos años, finalmente los resultados fueron revelados en un estudio publicado en Nature Astronomy.
La investigación, a cargo de la planetóloga de la Universidad de Hawái Casey Honniball, explica que el agua en la Luna se encuentra en forma de pequeños depósitos acumulados y en cristales producidos por el choque de asteroides en el satélite natural.
La sonda Chandrayaan-1 ya detectó hielo de agua en los polos lunares en zonas no iluminadas por el Sol. Ahora presentamos pruebas concluyentes de que hay moléculas de agua también en las zonas iluminadas.
– Casey Honniball
Bueno ¿y cuánta agua se ha detectado en la Luna? Según el estudio hay una concentración de 200 microgramos por cada gramo de tierra lunar, solo en el cráter Clavius. Si un microgramo es la millonésima parte de un gramo esto quiere decir que para obtener un litro de agua se tendrían que reunir cinco toneladas de tierra.
Parecen cantidades muy exageradas, y sin embargo, los expertos señalan que de hecho sería más costeable obtener agua de la Luna que transportarla desde la Tierra.
Otros estudios explican que el agua de la Luna es exactamente igual a la de nuestro planeta, pero que obviamente necesitaría ser filtrada para eliminar el exceso de mercurio y otros contaminantes.
La NASA planea volver a la Luna en el año 2024, y ahora tiene un nuevo reto, ya que una vez en la superficie lunar tendrán que investigar cómo podrían “descongelar” estos cristales y depósitos de agua para poder aprovecharla tanto para su consumo humano como para utilizarla en las máquinas y artefactos espaciales.