Se burlaron cuando los científicos mexicanos del IPN crearon el cubrenariz, una mascarilla facial diseñada para proteger únicamente la nariz y ser de ayuda para realizar actividades como comer y beber. Ahora está en el mercado el kosk, que es básicamente la misma idea y aunque la aceptación no es grande, por lo menos se ha vuelto algo muy popular y abre la discusión de su uso.
No es novedad que Corea del Sur está marcando moda desde hace algunos años. Pero ahora una empresa de este país ha sacado al mercado el kosk, una combinación de las palabras mask (mascarilla) y ko, la palabra coreana para “nariz”. Se trata de una mascarilla enfocada en cubrir solo la nariz, dejando libre la parte de la boca.
El precio del kosk es de 9800 wones (8.13 dólares, aproximadamente) por una caja con diez piezas. La empresa que las desarrolla es Atman y están disponibles a la venta en Coupang. El juego consiste de dos piezas, la que se queda en la nariz y una segunda que se puede quitar para dejar la boca descubierta. Este cubrenariz viene con un filtro KF80 de alta calidad.
De la misma manera, de acuerdo a información de The Guardian, otras “máscaras faciales reutilizables de cobre” están a la venta en Coupang, presentadas en tres colores diferentes por un precio de 1.65 dólares. Estas están diseñadas para usarse debajo del cubrebocas, que se puede quitar a la hora de ingerir alimentos o bebidas.
Esta parece ser una excelente alternativa para personas que van comiendo por la calle, dan un sorbo regular a su bebida o fuman, pero no quieren “arriesgarse tanto” a exponerse al coronavirus. Sin embargo, su funcionalidad ha sido cuestionada por más de uno, ya que aseguran que es como si se trajera la mascarilla únicamente cubriendo la boca y no eximen de propagar el virus por esta vía.
Si bien el virus se propaga y adquiere fácilmente por las vías respiratorias (boca y nariz), estudios sugieren que la nariz es la ruta más fácil para que el coronavirus ingrese al cuerpo, por lo que los kosk pueden no ser tan ridículos como parecen. Pero es importante mencionar que ni este ni otros artículos similares son un sustituto de las mascarillas convencionales que cubren nariz y boca.
La profesora Catherine Bennett, presidenta de Epidemiología del Instituto de Transformación de la Salud de la Deakin, Australia, dijo que los kosk son una “extraña idea”, pero que es “mejor que nada”. Sin embargo, resaltó que el usuario de esta mascarilla para nariz sigue siendo vulnerable, pues el virus puede entrar al cuerpo por la boca.
Bennet señaló que esto podría detener el problema de las personas que se quitan las mascarillas en lugares públicos (como las mesas), pero que es muy poco probable que las personas recuerden volver a taparse la boca para hablar después de comer.