Elon Musk, el hombre más adinerado sobre la Tierra ha sido últimamente un imán para las controversias, con decisiones de negocios que dan al trasto con los trabajadores y supuestas fallas en sus tecnologías de inteligencia artificial que le han costado la vida a personas en China. Ahora el magnate desea la aprobación de las autoridades para dar el siguiente paso en una de sus empresas más visionarias, Neuralink , que tiene como objetivo convertirnos en cyborgs.
Las últimas declaraciones de Musk aseguran que Neuralink ya ha conseguido los resultados suficientes para introducir exitosamente una computadora en el cerebro humano, lo que podría convertir la transmisión de nuestros pensamientos a dispositivos electrónicos, o sea, prácticamente en “telepatía”. Ahora lo único que detiene al empresario para empezar a experimentar con humanos es la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos. En una presentación show and tell oficial de Neuralink en su cede general de Fremont, en California, este 30 de noviembre, el magnate aseguró que ya ha entregado toda su papelería y el trámite para empezar las pruebas en humanos podría ocurrir dentro de los próximos seis meses.
Aún no lo aprueban y ya desarrollan más productos
El producto de Neuralink más atractivo es la interfase cerebrocomputadora de propósito general (BCI, por sus siglas en inglés), que podría funcionar como un sistema “transparente” de comunicación entre el usuario y las computadoras, lo que quiere decir que, sin necesidad de periféricos, quien tuviera implantado un BCI podría manejar una computadora básicamente “con su mente”. Los objetivos a corto plazo de las tecnologías de Neuralink son, en general, acabar con males y enfermedades del sistema nervioso central, mientras que a largo plazo esperan acoplar al cerebro humano con una Inteligencia Artificial (IA) de propósito general (fuerte).
Esto quiere decir que mientras Musk espera que aprueben el procedimiento de implantación experimental de Neuralink, que propone una intervención quirúrgica mucho más invasiva que la de sus competidores (implica remover una sección del cráneo para implantar el cableado de la interfaz en el tejido cerebral), la compañía ya trabaja en otros productos que tienen como objetivo solucionar problemas de salud, incluidos implantes a la médula espinal, que podrían rehabilitar a personas con parálisis, y un implante ocular que podría mejorar o restaurar la visión e incluso permitir ver incluso a quienes jamás han podido antes.
Cuestionamientos por experimentos con animales
Por supuesto, para asegurar que su tecnología puede implementarse exitosamente en el ser humano y tratando de demostrar que su propuesta es factible y segura, Musk ha llevado a cabo experimentos con animales durante años. Primates y cerdos han sido “dotados” con las tecnologías experimentales de Neuralink y han sido entrenados con técnicas especiales para que manipulen tecnología usando “sus mentes”. Y no, a los activistas de los derechos de los animales no les ha hecho la más mínima gracia esa práctica.
A pesar de las protestas por su uso de animales en los experimentos, Musk no da muestras de dar marcha atrás, pero asegura que se hace todo lo posible para que sus sujetos de prueba no humanos estén “a salvo y felices”. Sin embargo, la compañía admitió que han muerto primates durante el proceso de pruebas, aunque niegan que los animales estén siendo sometidos a un “trato cruel”.
Hacemos todo lo posible para hacer revisiones y muestreo previo a la implementación de cualquiera de nuestras tecnologías y en particular cuando están involucradas aquellas que tienen que ver con las pruebas con animales; no somos arrogantes ni descuidados cuando colocamos dispositivos en animales.
Los excéntricos argumentos de Musk: “Ya somos cyborgs”
Musk parece pensar que las objeciones contra sus proyectos por buscar convertir al hombre en una máquina son exageraciones, pues, según su propia percepción, de cualquier manera, ya somos cyborgs de facto, poniendo para muestra el hecho de que invertimos gran parte de nuestro tiempo frente a dispositivos electrónicos como computadoras y celulares. De acuerdo al multimillonario, lo único que cambiaría con los implantes que propone y nuestro ingreso formal a la categoría de cyborgs serían las posibilidades que tenemos para aprovechar las tecnologías, que actualmente no están siendo aprovechadas en su máximo potencial debido a las limitaciones inherentes a las interfaces existentes hoy en día.
Lo más interesante es que el argumento más vehemente de Musk no es el de los evidentes beneficios a la salud que podría traer la implementación de su tecnología, sino más bien el potencial de “ponernos a la par” del desempeño de futuras inteligencias artificiales que pudieran poner en riesgo nuestro lugar en el mundo o que simplemente cambiaran “las reglas del juego”.
¿Cómo podríamos ser capaces de reducir los riesgos que presentaría una IA que se volviera más lista que cualquier ser humano, a nivel de especie? Incluso en el caso más benigno, donde la IA fuera muy, muy benevolente, necesitaríamos algún tipo de herramienta, como la BCI propuesta por Neuralink para equilibrar el terreno de juego.