Todo el mundo tiene algún sueño de juventud que se llega a convertir en su meta en la vida: tener una familia, escribir una novela, diseñar un bote a motor, ganar un campeonato, etc. Las metas suelen ser tan diversas como la vida de cada quien, pero muy seguido terminamos olvidando esos sueños y siguiendo otro rumbo, aunque para algunos realmente se convierte en un objetivo de vida.
Tal es el caso de Bruce Campbell, un ingeniero eléctrico de 73 años que compartió su sueño de juventud con el mundo luego de haberlo cumplido. Ahora el hombre vive en un avión retirado de servicio como lo soñó cuando era joven. Completamente acondicionado a sus gustos y necesidades, Campbell no podría estar más satisfecho con su hogar de ensueño e invita a quien quiera visitarlo a echarle un vistazo.
El muchacho que quería vivir en un cementerio… de aviones
Bruce Campbell ideó su plan, que tomaría décadas en realizarse, cuando apenas tenía 15 años durante una visita a un cementerio de aeronaves. El impacto de las imágenes del documental fue tal que el joven decidió que algún día querría vivir en una de esas naves retiradas.
En palabras de Campbell, para él siempre ha resultado “completamente natural” vivir dentro de una aeronave. La entrada principal es la escalinata de popa, que es retráctil; su espacio de habitación es principalmente el área de popa, donde se ubican los baños funcionales y su ducha. Además, en esa área tiene un sofá y un escritorio donde trabaja en elementos de la aeronave, cuyo aspecto busca mejorar todo el tiempo.
Una casa “tan histórica como aerodinámica”
Campbell aseguró que su lugar de residencia en la aeronave es ideal y que cualquier ingeniero, científico o entusiasta de la tecnología aeroespacial sería capaz de apreciarlo. Pero eso no es todo, pues resulta que su aeronave fue propiedad de Aristóteles Sócrates Onassis, magnate griego-argentino, quien fue el hombre más rico del mundo en sus tiempos, esposo de Jacqueline Kennedy, exesposa de John F. Kennedy y amante de María Callas. De hecho, el avión fue usado para trasladar los restos de Onassis luego de su fallecimiento.
El avión fue conseguido por una compañía de salvamento luego de meses de buscar una nave con las características que dejaran satisfecho al ingeniero eléctrico. Al último, logró hacerse del avión de reacción Boeing 727 con capacidad para 200 pasajeros, que ocupaba un área de unos 100 metros cuadrados y casi 32 toneladas de peso. Campbell pagó en total unos 100 mil dólares por el avión, que voló desde Grecia hasta Oregón, donde fue preparado para que el ingeniero tomara posesión de él. Además, cuando se le retiraron los motores y otros elementos que imposibilitaban a la nave para volver a emprender el vuelo, fue remolcado a la propiedad de Campbell, con un costo total de 120 mil dólares, incluido el costo del avión.
161 mil dólares y 50 años después
La compra del terreno de 40 mil 468 metros cuadrados en Hillsboro, un suburbio de Portland, en Oregón, donde algún día quedaría alojado el enorme Boeing, fue realizada a principios de los 70 y le costó alrededor de 25 mil 800 dólares, pero no sería sino hasta 1999 que pondría en movimiento su proyecto de vivienda de ensueño. En retrospectiva, Campbell se arrepentiría de la decisión y aconsejaría a quienes quisieran seguir sus pasos que “compren un avión completamente funcional e intacto, excepto quizá por los motores, que deberían ser removidos”.
Aunque la operación para transformar la aeronave en una residencia funcional le tomó propiamente tan solo dos años de acondicionamiento y trabajo que incluyó instalación de un sistema de control de deshechos (drenaje) y una cocina mínimamente equipada (con microondas, tostadora y horno), amueblar su aerodinámica casa fue realmente sencillo, recuperando el espacio que los asientos y otras instalaciones dedicadas al transporte de pasajeros ocupaban. El ingeniero considera que es un desperdicio no usar más aviones de reacción como hogares con más frecuencia, pues los alrededor de tres que son retirados diariamente básicamente se “desbaratan” cuando son espacios “habitables y muy resistentes al paso del tiempo”, así como estéticamente atractivos.