La elaboración de la carne cultivada en laboratorio no es un tema nuevo, pues desde hace varios años se aprobó legalmente su producción en algunos laboratorios de Estados Unidos. Sin embargo, muchos se enteraron de su existencia el pasado 28 de marzo, cuando el invento dio un abrupto salto a la curiosidad del mundo debido a la creación de una albóndiga sintética de mamut lanudo.
El insólito hecho fue presentado por científicos de la firma australiana de carne cultivada Vow, conocidos por cultivar células de animales poco convencionales (desde la alpaca hasta el pavo real) para crear carne amigable con el medio ambiente que, además, ofrezca “mejores experiencias de alimentación”.
Receta para revivir carne muerta
Para empezar, es importante aclarar que la albóndiga no está hecha per se de carne real, sino de células revividas a partir de la secuencia de ADN de la proteína muscular del mamut. Para completar la receta es necesario tener a la mano los genes del elefante africano, el pariente vivo más cercano de la especie de la Edad de Hielo, pues este completa los enlaces genéticos que le faltan a la secuencia.
Posteriormente, la fórmula se introduce en células madre de oveja, donde se replican los 20 mil millones de células necesarias para sintetizar la carne. Finalmente, al mero estilo de Frankenstein, al producto se le regala una descarga eléctrica que le permite obtener el tono de un músculo real. Lo dejas reposar 15 minutos hasta que duplique su tamaño, agregas sal al gusto y voilà.
¿Para qué o qué?… ¿A qué sabe?… ¿Dios nos ha abandonado?
No sabemos… No se han animado a probarla… Sí.
Ah, se crean. La razón principal detrás del alimento es crear consciencia sobre las consecuencias excesivas de la ganadería, pues dicha práctica representa un 14.5 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero causadas por el hombre.
Sin embargo, es importante mencionar que diversos estudios científicos han afirmado que la creación de carne sintética requiere grandes insumos de energía, por lo que, a largo plazo, podría ser más dañina que la práctica ganadera.
Finalmente, respondiendo a la segunda pregunta, los científicos siguen esperando que finalicen las pruebas de seguridad para probar la carne, pues no saben cómo reaccionaría su sistema inmunológico a una proteína que no ha estado con nosotros por tantos años.