Teniendo en cuenta los problemas que hemos tenido últimamente con la pandemia por covid-19, podríamos decir que lo que menos necesitamos en estos momentos son más virus que nos compliquen la existencia, pero los científicos temen que el derretimiento de los polos a causa del calentamiento global podría abrir “la caja de Pandora viral” e inundarnos de nuevos males y amenazas a la salud.
En un estudio aún por ser revisado ampliamente, un equipo de científicos de la Universidad Aix-Marseille de Francia ha identificado y empezado a estudiar virus prehistóricos que fueron liberados de su sueño criogénico por el calentamiento global. Todos estos son potenciales riesgos mortales a futuro y el más antiguo de ellos, con una edad inimaginable de casi 50 mil años, es el virus revivido más antiguo jamás registrado y contra el que no tenemos defensas preparadas.
El deshielo libera males ancestrales
El aumento en el nivel de las aguas no es la única consecuencia del deshielo que acompaña al calentamiento global, pues muestras biológicas que habían estado aisladas por el permafrost (los “hielos eternos” que han comenzado a fundirse) ya han quedado expuestas al ambiente y resulta que los virus y demás riesgos biológicos que contenían son capaces de “volver a la vida” e infectar nuevamente a criaturas como amebas, plantas y animales, incluyendo potencialmente a los humanos.
No es la primera vez que este equipo de científicos franceses trata con amenazas más antiguas que la actual civilización humana. En 2014 ya había revivido a un virus de 30 mil años de antigüedad encontrado en el permafrost siberiano, llamado Pithovirus sibericum. Además, entre los 13 nuevos virus encontrados en sus últimas pesquisas se encuentra el Pandoravirus yedoma, que tiene una edad estimada de 48 500 años y es tan grande que puede ser visto con un microscopio óptico.
Los 13 monstruos que estaban escondidos
Las nuevas muestras que contienen a los peligrosos aunque microscópicos monstruos fueron recuperadas de los ríos Shapina (en Kamchatka, Rusia) y Lena, así como en lagos y hielo derritiéndose en Duvanny. Estos son el Cedratvirus kamchatka, Cedratvirus lena, Pandoravirus lena, Pandoravirus talik, Cedratvirus duvanny y Pandoravirus Duvanny, respectivamente, que tienen edades que varían entre la edad moderna, unas pocas décadas y épocas antes de nuestra era.
Los otros siete virus son significativamente más antiguos: el antiquísimo Pandoravirus yedoma (48 500 años) fue encontrado a 16 m de profundidad en un lago, mientras que el Pandoravirus mammoth cepa Mm38, de 28 600 años, fue encontrado en el contenido del estómago de un mamut lanudo. Los otros cinco virus, con edad estimada de 27 mil años, fueron encontrados en excremento de mamut (Megavirus mammoth, Pithovirus mammoth y Pandoravirus mammoth cepa Yana14) y en el contenido de estómagos de lobos siberianos (Pandoravirus lupus y Pacmanvirus lupus). Muchas de las muestras llevaban ya años en el laboratorio siendo estudiadas para cuando se detectaron los patógenos.
Riesgo de “apocalipsis zombi”
Más allá del carácter anecdótico que podría tener la investigación, los expertos han puesto énfasis en el hecho de que los virus que revivieron en laboratorio son solo una muestra de los potenciales males que pueden ser liberados al ambiente por el descongelamiento que está ocurriendo a raíz del calentamiento global y que es solo cuestión de tiempo para que estos “virus zombis” vuelvan a caminar por el mundo, poniéndonos en un grave peligro. De ahí que la investigación sobre este tipo de patógenos sea necesaria e incluso urgente.
El hecho de que los estudios sobre virus que se han permanecido latentes en el permafrost durante miles y hasta millones de años sean relativamente escasos no es un reflejo de que haya pocas amenazas biológicas potenciales. El equipo científico francés asegura que incluso entre sus muestras de laboratorio existen muchas más amenazas que están por ser identificadas y que la ausencia de otros estudios no es por escasez de peligros, sino porque no hay suficientes científicos ocupándose del problema, es decir, nos está pasando de noche una situación que podría significar que otras pandemias debidas a patógenos completamente desconocidos hasta ahora podrían ocurrir en un futuro cercano y podrían tomarnos completamente desprevenidos.