Raymond Kurzweil es un ingeniero que se ha especializado en Inteligencia Artificial (IA) y a través de los años se ha metido en áreas tan diversas como la música, los negocios, la ciencia y la escritura. Actualmente se dedica a la cibernética y ha predicho muchos de los avances tecnológicos recientes, como el uso casi universal de dispositivos inteligentes y computadoras personales, así como la implementación de enseñanza a distancia. Ahora el científico cree que seremos inmortales para 2031.
Kurzweil, de 75 años, considera que dentro de entre unos siete u ocho años, el estado del arte en la ciencia será tal que la vida humana podrá alargarse de un modo ilimitado, como ocurre en el cuento de Isaac Asimov, El hombre bicentenario, que fue llevado al cine estelarizado por Robin Williams en 1999. Aunque sus predicciones de inmortalidad han sido recibidas con mucho escepticismo, la verdad es que sus argumentos no son malos y la posibilidad esta ahí. Esta es su propuesta.
La salud resuelta
Luego de suplir las necesidades físicas de todos los humanos, la tecnología será capaz de mejorarnos en muchos aspectos, sobre todo en la salud, pues seremos capaces de enfrentar cualquier problema médico que se nos presente. Aunque hay muchos escépticos respecto a estas predicciones, Kurzweil tiene un buen récord acertando en sus proyecciones y si es el caso con la inmortalidad, sería un gran cambio para la humanidad.
Incluso habrá solución para los problemas más graves, pues se espera que sea posible crear órganos en laboratorios para darle soluciones duraderas a problemas mortales. Por supuesto, algunos de los mayores retos es “comprender el cerebro humano” para, a falta de un término más adecuado, “hackearlo” y permitir que los “errores” o problemas que se presenten sean subsanados por medio de implantes creados para ese propósito.
La tríada inmortal: Genética, nanotecnología e IA
Las tres áreas de la ciencia que harán posibles los avances que permitirán al ser humano alcanzar la inmortalidad son básicamente tres: genética, nanotecnología e IA. Los avances en genética son los que afectarán de un modo más directo a la salud, permitiendo desarrollar tratamientos a la medida para cada paciente y cada problema, acabando de raíz con muchos de los problemas más terribles para la salud, como el cáncer.
Por supuesto, descifrar los secretos de la genética no bastaría, pero el uso de la nanotecnología haría posible la implementación de soluciones de ingeniería a nivel molecular, que dará lugar a las herramientas necesarias para manipular el tejido a niveles inauditos. De igual manera, el desarrollo humano y su futuro se verán afectados no solo por el empleo de herramientas de IA, sino también por “La Singularidad” o aparición de una inteligencia artificial fuerte.
Haciendo ingeniería inversa a los cerebros y “La Singularidad”
Los cambios que traerá esto, a nivel social, tecnológico y hasta filosófico, es algo que modificará permanentemente lo que significa ser humano para 2040, según Kurzweil, y las tecnologías computacionales existentes alcanzarán con este hito alturas ahora insospechadas. Es aquí donde el pequeño proyecto predilecto de Elon Musk, Neuralink, entra en escena.
Los sistemas de monitoreo y control permitirán regresar funciones motrices y neurológicas a gente que las ha perdido por accidente, enfermedad o que carece de ellas por condiciones de nacimiento, así como monitorear la condición biológica de las personas, detectando enfermedades incluso antes de que se manifiesten para tratarlas. Sin embargo, puede ser que “los avances para la salud serán exclusivos para los ricos” o “ya no seríamos más humanos, sino máquinas”, pero aún no llegamos a esos problemas y solo cabe esperar que el desarrollo de la economía por una salud más integral permita solventarlos, a nivel económico y filosófico.