Muchos cambios suceden diariamente alrededor mundo, y la ruta que tomamos como humanidad nos lleva a un futuro más o menos predecible.
Estas predicciones pueden, en muchos casos, ser terribles y aquí te presentamos 10 de ellas:
1. Pandemias a modo
En tan sólo cinco años, podríamos enfrentar la posibilidad de que cualquier fabricante pueda hacer armas biológicas tan mortíferas que se expandieran en pocos días a todo el mundo. O tal vez como una forma de obligar a las personas a consumir los medicamentos para ello.
El Proyecto de Prioridades Globales de Oxford enumera cada año los distintos riesgos que pueden resultar en un cataclismo. En primer lugar, aparecen las pandemias. Esto es una realidad, pues la tecnología para “fabricar” enfermedades parece estar a la vuelta de la esquina. Distintas tecnologías de este tipo han empezado a aparecer, como son el sistema de edición genética CRISPR/cas9 y las bioimpresoras 3D.
Simplemente, la información para hacerlo posible está ya disponible: hace 10 años, el gobierno de Estados Unidos hizo público el genoma completo del virus de la gripa de 1918, lo que le valió algunas críticas. Hace poco, la revista Nature de ciencia publicó un estudio que habla de cómo la gripa aviar podría mutar en algo más letal.
2. La gente podría preferir “transferirse” a una computadora
Los seres humanos podrían conectarse en un futuro no muy lejano a las computadoras mediante una conexión neural. Esto facilitaría la fantasía de conectar la mente a una red de supercomputadoras.
En un mundo posible, los seres humanos podrían preferir trasladar su conciencia a una computadora. Esto sería una especie de muerte, según los alcances actuales y dado que se sabe muy poco de qué es la conciencia. Con el tiempo podríamos ser transferir la esencia de nuestra personalidad, pero también es difícil de justificar esto. Además, tal parece que los científicos creen que los recuerdos existen en el cerebro como una parte física.
Por ello, el teletransportador de Star Trek sería más bien algo así como una cabina mortal.
3. Vuelta al autoritarismo
Dado que cada vez somos más, y también son más los desacuerdos, en pro de la seguridad nacional los gobiernos podrían volverse más cerrados y autoritarios para impedir ataques a la población. Esto implica que los derechos y libertades civiles se recortan, como sucede en los estados de excepción o la guerra.
Se verían afectados derechos de asociación, de viajar, y de moverse dentro del territorio nacional. El miedo siempre es buena excusa para el control gubernamental. Los discursos de miedo pueden convencer a las personas a aceptar este tipo de medidas autoritarias y a que se elijan gobernantes de ideales más cerrados y antidemocráticos.
Una prueba de ello, las medidas que tomaron los Estados Unidos luego de los atentados a las torres gemelas, promulgando la Ley de Seguridad Nacional. Criticada por severa y reaccionaria.
4. No habrá privacidad
Las redes sociales y el Internet rápidamente nos acercan a una vigilancia tipo Big Brother, como lo pronosticara Orson Welles en la novela “1984”. La privacidad como la conocemos podría desaparecer.
No es un secreto que los gobiernos tienen toda la intención de saber qué es lo que hacemos con nuestras vidas y qué pensamos, eso ha sido denunciado por Edward Snowden, ex agente de la agencia de espionaje de los Estados Unidos y por el autor de Wikileaks, Julian Assange, ambos perseguidos por la justicia de ese país.
Se cree que podría desarrollarse una tecnología (ya existente) todavía más reveladora que los teléfonos inteligentes, las tablets o la Internet: microsensores de polvo inteligente, que pueden crear una red inalámbrica de minúsculos sensores microelectromecánicos (MEMS), robots o dispositivos que pueden detectar señales de luz, temperatura, vibraciones, etc.
Por ejemplo, alrededor de un edificio se puede revisar temperatura o humedad. También podrían ser utiles para seguir los movimientos de las personas. Para los militares pueden funcionar como sensores a distancia para controlar los movimientos enemigos, detectar gas venenoso o radiactividad. Ya que es muy fácil fabricarlos, se han presentado preocupaciones sobre la posibilidad de que los gobiernos y las corporaciones los usen para la invasión de la vida privada.
5. Los robots nos dejarán muy atrás
El futurólogo y escritor de ciencia ficción, David Brin opina que las máquinas aprenderán a manipularnos aún cuando no tengan la suficiente inteligencia propia. Programas computacionales como HIERS, o Human Interaction Empathetic robots, están hechos para hacer parecer a los robots, que realmente tienen emociones y empatía.
“La empatía humana es uno de nuestros dones supremos y al mismo tiempo una de nuestras mayores debilidades”, explica Brin a Gizmodo. Sabemos mentir y detectar en algunos casos la mentira, pero los robots serán más eficientes. Podrán aprender mucho más rápido conforme vayan interactuando con miles de humanos.
Los robots también podrían ayudar a detectar mentiras, pues serían guías para “ignorar el ceño fruncido de sentirse culpables, la sonrisa lastimera, la mirada cariñosamente encantadora, la historia triste, el apasionante discurso de ventas y las inevitables quejas de dolor”.
6. El cambio climático
Es posible que los cambios climáticos sean irreversibles, además de que los esfuerzos que se llevan a cabo son insuficientes para evitar el deterioro del planeta. Los efectos de esta destrucción durarán muchas decenas de años. Estamos en riesgo de extinguirnos si es así.
La diversidad biológica se está terminando, y el calentamiento gradual de la Tierra no parece ser reversible. Según modelos matemáticos sobre el clima, incluso dejando de emitir repentinamente los gases contaminantes, el efecto invernadero seguiría calentando el planeta por cientos de años.
Los océanos podrían liberar muy lentamente el CO2 que han absorbido por años y en grandes cantidades, soltándolo a la atmósfera continuamente por siglos. Una reciente declaración del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático advierte que “una gran fracción del cambio climático es en gran medida irreversible en escalas de tiempo humanas”.
Dawn Stover, editor de la revista The Bulletin, advierte que cuando se derritan la nieve y el hielo, los océanos tendrán manchas obscuras, las cuales absorberán más radiación del Sol. Esto calentará más al planeta. Según los científicos, el deshielo de la Antártida es irreversible.
Esto va a modificar todo el balance térmico del mundo, pues las corrientes de agua caliente se enfriarán. Los mares se acidificarán y afectará a la vida marina. Las sequías empeorarán y el suelo y la vegetación cambiará. Las especies que no se puedan adaptar morirán.
7. No habrá antibióticos
Las bacterias se han vuelto cada vez más resistentes a los antibióticos gracias a la evolución. Esto nos llevaría a una era post-antibióticos, con la consecuente peligrosidad para los seres vivos más grandes.
La medicina tendrá que cambiar. Una cirugía sería imposible. La neumonía acabaría con segmentos enormes de la población, por ejemplo. La realidad se acerca a ello, según el Instituto y Facultad de Actuarios de Gran Bretaña, la resistencia de los microbios acabará con más de 10 millones de personas hasta 2050.
Los científicos están estudiando compuestos anti-microbianos nuevos, bacterias que puedan combatir virus, y vacunas que puedan prevenir las enfermedaes. Otra opción serían microorganismo artificiales.
8. Los robots servirían para asesinar
La película de Terminator se volvería realidad, sistemas completamente automáticos de robots para hacer la guerra podrían ser el futuro. Se les conoce como LAWS (Armas Letales Autónomas), están en desarrollo y no falta mucho para que entren en acción.
Serán creadas para reducir la pérdida de vidas humanas en las guerras, pero se teme que puedan escapar al control humano o puedan causar accidentes. Estos robots podrían resultar esenciales para las naciones que quieran reducir costos de guerra y pérdida de ciudadanos. Las armas submarinas serían especialmente peligrosas ya que la comunicación y el control de estas es más difícil.
La prohibición de los LAWS resulta muy importante por el tipo de riesgos que implica. Podría haber ataques nucleares atribuidos a errores de cómputo o software y de comunicación.
9. Los satélites acabarían destruidos
La pérdida de la flota de satélites, cada vez más grande, supondría una gran incomunicación. Esta es cada vez más posible, mediante el síndrome de Kessler. Kessler es un científico norteamericano que advirtió de la posibilidad de que se desate una reacción en cadena, como se ve en la película Gravity. Cuando un satélite es destruido, las partes se convierten en verdadera metralla que viaja a velocidades inimaginables, acelerando cada vez más.
La destrucción de uno o varios satélites puede ser causada por un meteoro, por una tormenta geomagnética o por una guerra. Si la destrucción se vuelve muy grande, hay un gran riesgo de que se cree una malla de millones de pedazos circulando en la atmósfera terrestre, haciendo imposible salir, ya que nunca bajarían a una órbita más baja para caer a la tierra.
Sin satélites, prácticamente todo el sistema financiero colapsaría entre muchas otras consecuencias. Es necesario pensar en apreciar la ecología orbital. La orbita espacial terrestre cada vez está más contaminada con basura de este tipo.
10. Nunca haremos contacto con vida extraterrestre
Se cree por lo general que en algún momento podríamos hacer contacto con vida inteligente, pero lo más posible es que no suceda. Es muy posible que no haya nadie lo suficientemente cerca para que podamos recibir sus señales. Y que dado la dificultad del viaje interestelar, nadie pase por aquí. Tal vez la barrera tecnológica para lograrlo es muy grande.