En estos días la poliomielitis casi está erradicada en el mundo, una vacuna cuando eras niño te salvó de tener que vivir una vida más difícil de lo que imaginas. Aunque no todo el mundo fue tan afortunado.
En generaciones previas, los afectados por la polio eran obligados a vivir con máquinas y pulmones de acero que les ayudaban a seguir respirando.
Aunque son casi obsoletos, unos cuantos de los sobrevivientes de la polio todavía utilizan estos aparatos y han compartido sus experiencias luego de pasar décadas ahí dentro.
En 2015 Nick Isenberg publicó un video en YouTube explicando los problemas de su amigo de 70 años de edad, el texano Paul Alexander quien tiene que darle constante mantenimiento a su aparato ya que las compañías ya no los fabrican y tampoco se encuentran las partes necesarias para repararlas.
“Solo quedan dos de nosotros”, dijo Paul quien ha pasado 60 años usando un pulmón de estos. “Lo he intentado todo, pero de los ventiladores existentes este es el mejor. Se siente como una manera más natural de respirar”, señaló.
Las máquinas son cilindros a presión que ayudan a la gente a respirar creando un vacío en el interior, ayudando así a que el oxígeno ingrese a los pulmones.
En tanto que la mayoría de las personas solo usaban estas máquinas por una semana o dos en lo que se recuperaban, los afectados de polio que tienen daño permanente los veían como una parte esencial de su vida diaria.
Dos personas que todavía dependen de estas máquinas obsoletas fueron entrevistadas. Paul contrajo polio en 1952 cuando tenía seis años de edad, pasó casi toda su vida en este pulmón de acero y usaba una vara en su boca para contestar el teléfono y escribir.
Increíblemente, a pesar de su dependencia de la máquina, fue a la escuela de leyes y vivía en el dormitorio con su pulmón de hierro.
Tuve miles de amigos, porque todos querían saber quién era el tipo que vivía en una máquina.
La enfermedad ahora solamente se encuentra en pocos países como Afganistán, Pakistán y Nigeria. Pero en los años 50 la polio causó más de 15 mil casos de parálisis por año en Estados Unidos.
En 2004 la última compañía que producía estos aparatos canceló las garantías y dijo que no podría respaldar su funcionamiento por más tiempo.
Paul encontró alguien lo suficientemente ingenioso para reparar su máquina de la cual depende pero no sabe por cuanto tiempo.