La vida de estudiante universitario puede ser brutal: largas noches de estudio, compañeros de habitación del infierno, proyectos finales de pesadilla, tareas interminables, despertadores que no escuchamos a tiempo y alimentación precaria. Debido a esto último, un joven se encontró de frente con la muerte en un caso que fue reportado en marzo de 2021 en el New England Journal of Medicine.
Un estudiante de tan solo 19 años de edad, identificado como JC, tomó la fatídica decisión de comerse las sobras de la cena de su compañero de habitación, que se habían quedado en el refrigerador desde la noche anterior. Aunque el asunto no debió pasar a mayores, la comida le causó daño a su salud, que provocó que tuvieran que amputarle parte de todas sus extremidades para salvarle la vida. Afortunadamente, el chico sobrevivió, pero ¿a qué precio?
Las fatales sobras: Lo barato le salió caro
Para ningún estudiante universitario es extraño tener que compartir comida con el roomie para sobrevivir en el día a día, pero a veces la búsqueda de calorías puede terminar muy mal, aunque si hemos sido afortunados, no nos ha ido ni de cerca tan mal como a JC, que casi perdió la vida tras el letal bocado de arroz, pollo y lo mein. Según el toxicólogo Bernard Hsu, se trató de una serie de eventos desafortunados.
El chico había estado perfectamente hasta 20 horas antes de ser hospitalizado con dolor abdominal y náusea luego de comer los restos de comida. Esto le provocó vómito bilioso o marrón-rojizo y luego escalofríos, debilidad, dolor muscular, dolor pectoral, dificultad para respirar, dolor de cabeza, rigidez en el cuello, calentura de 40 grados y vista borrosa… pero lo peor estaba por venir.
Según opinión experta, “fue un accidente increíble y horrendo”
El roomie de JC lo llevó directo a emergencias del hospital luego de haber pasado toda la noche sufriendo una terrible fiebre y salpullido reticular púrpura extendiéndose en su rostro, pecho, abdomen, espalda, brazos y piernas, menos palmas de las manos y plantas de los pies, que estaban helados por falta de irrigación sanguínea.
Le hicieron un examen de orina y de sangre y se identificó una infección bacteriana: Neisseria meningitidis, que había causado insuficiencia hepática y la creación de coágulos de sangre. La coloración de su piel era una manifestación de necrosis que es llamada “púrpura fulminante”, una complicación grave de septicemia meningocócica. Eventualmente, con su condición empeorando a pesar de la administración de antibióticos de amplio espectro, tuvieron que llevárselo de emergencia a otro hospital.
Su vida no volvería a ser la misma tras esos fideos
Aunque su amigo le salvó la vida a JC al llevarlo al hospital, también fue quien facilitó que enfermara en primer lugar. Una cosa que JC no sabía al momento de haber tomado la comida sin permiso fue que su compañero de cuarto tampoco había podido comer el almuerzo porque le provocó vómito inmediatamente.
Aunque luego de identificar la infección, pudieron estabilizar a JC, unos días después, la necrosis en sus piernas obligó a amputarlas para evitar que la situación se deteriorara aún más. Igualmente, partes de los dedos del chico habían desarrollado gangrena y tuvieron que ser removidos. El asunto fue muy extraño y fue calificado como un extraño accidente, que no debería impedirnos comer sobras.