Un pequeñito de tan solo ocho años de edad, llamado Jake Vella, sufre de una rara enfermedad (solo 100 personas en el mundo la padecen) por la cual gana peso constantemente: “Síndrome de obesidad de rápido comienzo con disfunción hipotalámica, hipoventilación y desregulación autonómica: ROHHAD”.
Así que junto a su padre hace triatlones para controlar su desorden hormonal y combatir la corta esperanza de vida que le dan los médicos.
A su corta edad, sus ganas de vivir dignamente, combatiendo lo que la naturaleza le envió, lo han convertido en el guerrero más pequeño e impresionante en la historia de estas exigentes competencias deportivas.
Su condición le hace ganar peso involuntariamente a pesar de mantener una dieta saludable, ejercitarse y tener una vida normal. Tristemente, nadie que sufra de esa condición ha vivido más allá de los 20 años, y los doctores no saben qué ocurrirá con Jake.
A pesar de ello, y de que se ha empezado a desarrollar un tumor en su espalda, Jake ha decidido participar en triatlones para combatir su sobrepeso. El triatlón es una de las pruebas deportivas más difíciles, que exige horas de esfuerzo continuo.
“Los triatlones le ayudan a mantenerse activo y en forma. Es bueno para su salud y le da la oportunidad de socializar con otros niños”, dice la madre, Maruska. “Él lleva una vida normal, va a la escuela, toca la batería, pero tiene que ser muy cuidadoso para no enfermarse. Tenemos miedo de que una simple gripa le lleve a otras complicaciones.
“Entrena con la Asociación de Jóvenes Triatletas de Malta, y realmente es como una segunda familia para él. Todos los otros atletas y sus familias son muy buenos con Jake, y son los primeros en apoyarlo y gritarle porras cuando cruza la línea final.
“Ahora hemos compartido la historia de Jake, y la gente de todo el mundo se ha acercado para decirnos cómo los ha tocado”.
La enfermedad afecta el sistema nervioso autónomo, que controla las acciones involuntarias y se cree que es genético. No hay cura para ella. Pero el valiente Jake no deja que nada de eso lo desanime. “Es extremadamente positivo, motivado y dedicado”, dice su entrenador Matt Azzopardi.
“Nunca falta a un entrenamiento sin razón. Jakes es muy amigable y se roba el corazón de todos los que lo tratan. Es triste pensar que tiene que sufrir esa enfermedad, siempre le digo que haga su mejor esfuerzo, que nunca cambie”.