Mantener un físico saludable e impresionante requiere sacrificios, pero este australiano pensó que si él iba a poner el sudor y el esfuerzo su bolsillo no tendría que sufrir tanto para tener su propio centro de ejercicio.
Matthew Nunan de 32 años es un residente de la ciudad de Victoria, Australia, quien salió de la depresión y las adicciones gracias al ejercicio y al fisiculturismo. Sin embargo, debido al cierre de gimnasios en abril debido a la pandemia, creyó que sería buena idea tener uno en casa.
El problema fue que al investigar los precios se dio cuenta que necesitaría algo así como 15,000 dólares para tener todo el equipo que normalmente usaba en los gimnasios, y eso estaba más allá de su presupuesto.
Pero Matthew es de los varones que no se rinden fácilmente y no se dejan vencer por obstáculos como el dinero, así que construyó su propio gimnasio con muchos materiales reciclados y otros económicos que compró en ferreterías, madererías y tiendas de segunda mano.
No había forma de que pudiera pagarlo, así que me puse a trabajar y comencé a construir mi propio gimnasio. Pensé que realmente sería un proyecto divertido y ¿por qué no ayudar a otros a lograr lo mismo en este momento difícil e histórico?
Tardó seis meses en terminar su impresionante proyecto DIY, y su gimnasio tiene de todo: rejillas para sentadillas, máquinas de prensa de piernas, pesas rusas, mancuernas, placas de pesas, una cinta de correr, una máquina de remo, pesas, bancos inclinados, máquinas de cable y una estación de flexiones.
Mi máquina favorita que he hecho ha sido la cinta de correr. La máquina más difícil que he hecho ha sido la máquina de remo en la que fui a la ferretería seis veces en un día a buscar material.
Así fue como en lugar de gastar 15,000 dólares, el gasto se redujo a tan solo 2,500 en total. Matthew es la muestra de que querer es poder, y que si no hay lugares abiertos se puede hacer un gimnasio casero. Solo se necesita dedicación, ahorro, y ganas de superar cualquier obstáculo. Este es el nuevo gimnasio reciclado de Nunan, que tiene un valor extra por el esfuerzo que implicó construirlo.