Para quienes dicen que ese lenguaje altisonante y grosero, lleno de palabrotas y majaderías que algunos usamos con mucha frecuencia no nos iba a servir para nada, les podemos decir que se equivocan.
Obviamente todo tiene su tiempo y lugar, y tal vez maldecir a diestra y siniestra podría meterte en serios problemas, o convertirte en el nuevo Lord o Lady. Pero bien enfocadas, las groserías y malas palabras pueden tener un efecto benéfico en tu salud y tu desempeño a la hora de ejercitarte. Es hora de sudar y decir malas palabras.
Según el estudio Efecto de maldecir en la fuerza y la potencia del rendimiento, publicado en el volumen 35 de la revista Psicología del Deporte y Ejercicio, las personas que dicen palabrotas mientras hacen sus rutinas de ejercicio obtienen un incremento de poder en su rendimiento.
Los autores de la investigación fueron los doctores David K. Spierer, de la Universidad Long Island, de Brooklyn, en Nueva York, y Richard Stephens, de la Universidad de Keele, en Reino Unido, y ellos coordinaron un experimento que consistía en evaluar el desempeño físico de dos grupos de voluntarios.
Uno de los grupos tenía la indicación de decir todas las malas palabras que pudieran mientras se ejercitaban en una bicicleta estacionaria, y también mientras medían su fuerza de agarre con la mano. Los resultados mostraron una buena diferencia entre estos malhablados y el otro grupo.
Maldecir al hacer ejercicio aumentó en 4.6 por ciento su desempeño en la bicicleta, y también incrementó en 8.2 por ciento su fuerza de agarre. Todo por decir palabrotas al hacer ejercicio. La hipótesis de los científicos es que decir malas palabras activa otras áreas cerebrales además de las relacionadas exclusivamente con el lenguaje, y que se relacionan con el sistema nervioso autónomo, el cual se encarga de nuestras funciones motoras y desempeño físico.
Según el Dr. Stephens: “Maldecir parece ser capaz de producir mejoras en el rendimiento físico que pueden no depender únicamente de una respuesta al estrés, que surgen del valor del shock de las groserías. Sabemos que maldecir parece manejarse en las regiones del cerebro que no suelen estar asociadas con el procesamiento del lenguaje. Es posible que la activación de estas áreas mediante maldiciones pueda producir mejoras de rendimiento en muchos dominios diferentes”.
También se ha demostrado en otros estudios que las palabrotas aumentan la tolerancia al dolor, y son una muestra de mayor inteligencia. Así que prepara las pesas, engrasa los aparatos de ejercicio y alista tu boca para decir la mayor cantidad de groserías que conozcas mientras sudas, y siente cómo aumenta tu poder a base de palabrotas. Que nadie te quite tu sonrisa ni las groserías de la lengua.