John Kinney es un electricista de Massachusetts, en Estados Unidos, quien recientemente recibió el llamado de una ancianita cuya casa presentaba un problema eléctrico. Al llegar al lugar, John notó que el problema eléctrico era grave, pero el menor de sus problemas, ya que la casa de esta pobre mujer se estaba destruyendo a pedazos. El hombre no pudo dejarlo así, sabía que tarde o temprano la casa colapsaría con la mujer adentro, por lo que organizó a un grupo de voluntarios y una recaudación de fondos para reconstruir su hogar completamente gratis.
Todo comenzó cuando Gloria Scott, de 72 años, estaba en su casa y uno de los contactos eléctricos explotó. Asustada, corrió a la casa de sus vecinos donde llamó a un electricista para que la ayudara con el problema. Desafortunadamente, la mujer vive al día y no tiene familia que la ayude, el dinero es escaso y a duras penas podía pagar los honorarios de John.
Kinney investigó el problema, el cual era un poco grave, pero más preocupante era todos los desperfectos que encontró en el hogar de Gloria: el cableado estaba mal instalado, la casa no tenía agua corriente, el techo se caía a pedazos, había graves problemas de plomería, entre muchos otros problemas. La visita lo impresionó tanto, que de inmediato supo que tenía que hacer algo al respecto.
El electricista decidió reunir a un grupo de voluntarios y ayudar a Gloria haciendo un trabajo de limpieza y reparación, sin embargo la casa necesitaba una renovación completa. Kinney, entonces, organizó una recaudación de fondos y llamó a un equipo de artesanos profesionales y más voluntarios que ayudaran a arreglar la casa hasta un punto que no representara un peligro.
Todas estas personas se reunieron y comenzaron las reparaciones series: se revitalizó el patio, se reconstruyó el techo y paredes, se pintó la casa y se renovaron las escaleras del porche. La recaudación de fondos logró juntar más de 110,000 dólares para materiales, y hubo personas que donaron comida para los trabajadores. Afortunadamente, Gloria no tuvo que pagar un solo centavo y no hace falta decir que estaba absolutamente agradecida: “Mira a esta gente… Ni siquiera puedes comprender la gratitud que tengo”, dijo en una entrevista para la cadena televisiva CBS.
Ahora, este grupo de voluntarios es conocido como Los Gladiadores de Gloria y hay un grupo de Facebook y una cuenta de Instagram dedicada a ellos, donde han ido subiendo el proceso de renovación. Y todo indica que este proyecto altruista no terminará con esta casa, pues Kinney quiere ayudar a más personas como Gloria: “No quiero que termine, por eso le pusimos un nombre, Gladiadores de Gloria, porque queremos seguir con esto”.
Sin duda una genial historia con un final aún más asombroso. Esperamos que los Gladiadores sigan su estupendo trabajo y ayuden a más y más personas que lo necesiten. El mundo necesita más gente como ellos.