Valeria Juri es maestra de Lengua en una escuela. Cuando notó que Ciro, uno de sus alumnos, llevaba zapatos en malas condiciones, decidió moverse y, a través de donativos, darle un calzado digno. Sorprendentemente, al siguiente día, el menor regresó con sus zapatos viejos. Cuando Valeria le preguntó por qué no usaba sus tenis nuevos, él dijo que se los había regalado a su “mamá del corazón” porque ella los necesitaba más.
Ciro tiene 13 años y cursó el primer grado de la secundaria en la escuela Tierra de Huerpes, en Guaymallén, dentro de la provincia de Mendoza, Argentina. El joven vive con Eric, su padre, Florencia, a quien él llama su madre de corazón, y los tres hijos de Florencia, de 2, 6 y 7 años. Todos viven en una pequeña casa construida con cartón y plásticos.
La sorpresa de volverlo a ver con el viejo calzado y conocer su historia conmovió el corazón de Valeria, quien de inmediato se movilizó para conseguirle otro par de zapatillas, además de un abrigo para afrontar el duro invierno del sur andino. La maestra inició una colecta solidaria que le permitió al joven y a su familia recibir los regalos y apoyos que la comunidad les donaba de buena gana.
Me di cuenta, entonces, de que el frío duele, que el verano es el abrigo de los pobres y que cada año, frente al inicio de las heladas, comenzamos otro trabajo: el de las colectas interminables de zapatillas, buzos y camperas.
—Valeria Juri para Los Andes
El pequeño pudo hacerse de calzado nuevo, así como chamarras y ropa de invierno, no solo para él, también para sus hermanos. Incluso el calzado extra que recibieron lo donaron a otros niños en situaciones similares. La historia conmovió a más personas que en conjunto hicieron un esfuerzo para aportar un granito de arena en la construcción de una mejor calidad de vida para Ciro y su familia. El pequeño recibió ropa nueva y estaba muy emocionado porque siempre había tenido solo ropa usada.
Empresarios de la localidad se unieron para brindarle a la familia materiales de construcción con el fin de que pudieran levantar los cimientos de un hogar reformulado y acogido por paredes de ladrillo. Familiares y amigos se han acercado para sumarse a los trabajos de obra de la casa. Si bien las donaciones terminan con la energía, para la familia no ataca el problema de raíz, que viven muchas familias, o sea, la pobreza y la falta de empleo.
Eric, el padre de Ciro, tiene un empleo en una panadería, mientras que su madre tiene varios trabajos ocasionales que le permiten ganar plata y atender a los cuatro pequeños de la casa. Cuando Ciro vio el frío que pasa su madre de corazón al lavar la ropa con la humedad y el invierno, supo que los gomones (calzado similar a los crocs) no serían suficientes para ella y decidió darle sus zapatos nuevos.
En su casa recibe cariño, pero la pobreza lo atraviesa como a tantos otros chicos. Podría asegurar que es el caso de la mayoría en esta escuela. Trabajamos siempre buscando ayuda de todo tipo. Acá se observan muchas infancias rotas y los padres también son víctimas, porque han sufrido o sufren situaciones dolorosas que, obviamente, se transmiten.
Unos zapatos nuevos no fueron la única sorpresa que Ciro recibió. Emiliano Giménez, el hijo de Valeria, aportó un regalo muy especial: una playera del Atlético River Plate, el equipo favorito del niño, firmada por todos los jugadores. Esta fue entregada en la escuela y sus compañeros sintieron emoción de ver la camisa firmada, pero sabían por la situación que pasaba Ciro. Además, ha recibido un celular que le ayudará también a su desarrollo escolar.
La historia de Ciro es un ejemplo de cómo, con poca ayuda de muchas personas con buenas intenciones, se puede hacer un verdadero cambio, inspirando a otras a ayudar y dar sin buscar una compensación. Para Ciro y su familia, una nueva oportunidad de salir adelante apareció debido al apoyo de una profesora y de decenas de personas caritativas.