No es raro el fenómeno del sugar daddy, un hombre mayor que se deshace en regalos hacia una chica mucho menor que él, quien, a cambio, le ofrece favores amorosos. Esa práctica es usualmente mal vista porque muestra el interés de la chica en el dinero y los regalos o el interés del viejo en los encantos de juventud de la muchachita, pero esas parejas defienden su relación diciendo que se trata de amor verdadero, aunque rara vez alguien se los cree.
Emily Alexandra Guglielmo, de 32 años, es muy abierta en cuanto a su apasionada y efusiva relación con su pareja, Prince, un empresario de 46 años, quien no solo le presta todas las atenciones, sino que también la inunda de regalos y le da trato de realeza. A pesar de que la diferencia de edades lleva a la gente a decirle a la pareja que parecen “padre e hija”, Emily desestima a todos esos detractores, aclarándoles que se encuentran enamorados.
La gente se burla, pero “la Princesa y su Príncipe” la ignoran
Emily dijo que cuando está con Prince, la gente los trata como si fueran padre e hija, ya sea para molestar o por sincera confusión, pero ambos están más que dispuestos a quitarles la alfombra de debajo de los pies a quienes se equivocan, mostrando su amor abierta y exageradamente, lo que ha causado risas nerviosas y enfados por parte de la gente a su alrededor, aunque a la pareja no le importa y hasta le causa gracia.
A pesar de todo, no todo el mundo está en contra de la relación entre Emily y Prince, pues ella dijo que sus amigos y familia se dieron cuenta de que Prince era un hombre dulce y que se preocupaba por ella y su bienestar. A partir del 2017 se unieron definitivamente y han estado viviendo con lujos en la forma en que la auténtica realeza lo haría. En sus planes futuros están iniciar una familia juntos e incluso abrir un club exótico para conmemorar su primera cita.
Una moderna Cenicienta: del club de caballeros al palacio
Emily era una abnegada trabajadora que lo dejaba todo en la chamba, como una Cenicienta de los tiempos modernos, pero en lugar de tener que sacudir las alfombras y pulir los pisos, sus obligaciones incluían sacudir el bote y pulir los tubos de baile. Cuando se conocieron, Prince era su cliente. Luego de su primer encuentro, el empresario volvió al club cada noche durante tres meses para reunirse con su amada.
Emily admitió que al principio, creyó que era lujuria, pero eventualmente descubrió que se trataba de amor cuando le pagó el funeral de su abuela en 2015. Una vez que su relación estuvo en marcha, Prince decidió que su princesa debía vivir en un palacio, por lo que le construyó una mansión en Orlando, Florida, Estados Unidos. Además, para que no se mal pase, invierte unos 50 mil dólares en su mantenimiento mensual.
Él no será un príncipe, pero a ella le da trato de princesa
Vamos siempre a los mejores restaurantes y jamás tengo que revisar los precios porque puedo pedir lo que se me antoje. un BMW Serie 7, un reloj Rolex de 10 mil dólares, bolsas Gucci, Coast y Michael Kors con costos entre 500 y 2500 dólares. Invirtió en una casa en Orlando para mí y hasta en una ocasión tomó un jet privado para que pasáramos el fin de semana juntos: ser mi proveedor es su forma de decir ‘te amo’.
– Emily Gugliemo
Sumándole, poco a poquito, regalos y atenciones, el empresario le ha obsequiado a su amada alrededor de un millón de dólares. La mujer narró que antes él se gastaba varios miles de dólares en ella semanalmente, pero que ahora el presupuesto para mantenerla feliz “se ha elevado bastante”, con viajes a Canadá, California, Las Vegas, Costa Rica y África. Además, Emily dijo que su “príncipe” es 14 años mayor que ella, así que lo ve como una figura paterna y la hace sentirse “protegida”.