Los infieles amorosos abundan por doquier, y aunque muchos no quieran reconocerlo, la mayoría ha pasado por esta situación incómoda, siendo algunas veces la víctima y otras el victimario.
Según lo anterior, también es común que la pareja perdone el gravísimo error, sin embargo es muy probable que la persona infiel vuelva a recaer en el pecado, y la ciencia explica por qué.
Según un estudio reciente esto se debe a que el cerebro se adapta a la deshonestidad, lo que hace que una persona se sienta cada vez menos culpable mientras realiza engaños repetidamente.
Los actos deshonestos repetidos rompen la amígdala, o la parte del cerebro que se ve afectada negativamente cuando las personas mienten. Cada vez que hacemos trampa la honestidad se debilita.
En una entrevista con el coautor e investigador del estudio, Neil Garrett, del Instituto de Neurociencia de Princeton, dijo que sus hallazgos serán probados en las relaciones para ver si un mecanismo similar podría aplicarse, y dijo:
La idea es que la primera vez que cometemos adulterio nos sentimos mal por eso. Pero la próxima vez nos sentimos menos mal y así sucesivamente, con el resultado de que podemos cometer adulterio en mayor medida.
Según Garret, los tramposos se vuelven reincidentes porque desarrollan cierta insensibilidad a la culpa, adaptándose al patrón, y continuó:
Lo que nuestro estudio y otros sugieren es un factor poderoso que nos impide hacer trampas es nuestra reacción emocional, lo mal que nos sentimos esencialmente, y el proceso de adaptación reduce esta reacción, lo que nos permite engañar más.
En 2014, un estudio de la Universidad de Denver afirmó hallazgos similares. Con base en los datos de 484 parejas no casadas pero juntas alrededor de 5 años, los investigadores encontraron que el 32% informaron que su pareja había sido infiel en el curso del estudio. Lo que es aún más alarmante es que el 45% admitió haber engañado a su pareja en más de una ocasión.
Otro hallazgo en la investigación sugiere que la pareja que fue engañada probablemente saldrá con otra persona que la engañará nuevamente. El 22% de los que rompieron con sus parejas infieles terminaron saliendo de nuevo con gente similar, según el estudio.
Kayla Knapp, la autora del estudio de la Universidad de Denver, dijo su reflexión:
Tal vez algunas personas son muy limitadas en la selección de parejas, en función de las limitaciones sociales, económicas o geográficas, y no tienen la libertad de seleccionar parejas más confiables. O tal vez aprenden que la infidelidad sexual es aceptable o esperada según las experiencias pasadas.
Cabe mencionar que aunque los estudios anteriores están probados científicamente, no se puede generalizar, ya que hay personas que logran cambiar su comportamiento, aunque para ser sinceros, eso es algo difícil que usualmente requiere de terapias psicológicas y de mucho poder de voluntad.
Al igual, las víctimas deberán buscar ayuda para dejar de salir con mujeres a las que sólo les gusta jugar con el corazón de nosotros, los hombres.