¿Han escuchado la broma del padre que se va por cigarros y nunca vuelve? Pues no es tanto un chiste, sino una realidad para muchas personas en el mundo que han sido abandonadas por sus progenitores. Muchas veces por desinterés, o porque no pueden hacerse cargo. Como sea, muchas de estas historias tienen final feliz, como la siguiente.
Randy Kemp es un hombre de 55 años de edad que por mucho tiempo lidió con una fuerte adicción al alcohol y las drogas, razón por la cual tuvo que ser obligado a entregar a su hijo Noha, de tan solo seis meses, a servicios de adopción para encontrarle una mejor familia.
Sin embargo, Randy pudo darle una vuelta de 180 grados a su vida, y después de dos décadas por fin se pudo reunir con su hijo, Noah Anderson, de 20 años, después de encontrarlo en redes sociales y descubrir que vivían a solo 90 minutos de distancia.
La pareja se conoció en una emotiva reunión donde Randy pudo contarle a su hijo la razón de su abandono, su dura batalla con las adicciones y su tiempo en prisión. “La reunión fue increíble”, dijo Randy en redes sociales.
Le conté lo que había sucedido hace 20 años, pero lo más importante, que quería que supiera que no se debía a falta de amor. Los dos somos realmente similares, es una locura. Ambos jugamos en las mismas posiciones en el futbol y el béisbol, ambos tocamos la guitarra, y también hay similitudes extravagantes”.
Ambos odiamos las aceitunas negras y los dos retrocedemos en los espacios de estacionamiento en lugar de conducir hacia adelante. Ambos tenemos el mismo sentido del humor. Fue realmente maravilloso para una primera reunión. Estoy realmente feliz, me está cambiando la vida.
—Randy Kemp
Randy aceptó que su paso por la cárcel le cambió la vida, ya que iba en un bucle sin fondo en el mundo de las adicciones, pues no había día que no se estuviera drogando o bebiendo.
Randy recuerda que se encontraba en prisión cuando su novia descubrió que estaba embarazada. Cuando fue liberado, el pequeño Noah tenía seis meses. Como Noah tenía menos de tres años, su adopción se dio en un corto tiempo, y a Randy solo le habían dado 90 días para rehabilitarse, encontrar un hogar y un trabajo.
“Fue muy difícil para mí y no pude lograrlo”, explicó el arrepentido padre. “Tuve que renunciar a mis derechos y hacer lo que era mejor para mi hijo. Fue lo más difícil que he tenido que hacer, porque significaba un gran fracaso en mi vida”.
Ahora Randy está completamente sobrio y dispuesto a recuperar el tiempo perdido. El orgulloso padre compartió la emotiva reunión en Twitter y espera que ayude a inspirar a otros padres a mejorarse y reencontrarse con sus seres queridos.
“Me cansé de sentirme enfermo y cansado, solía vivir mi vida con miedo al futuro y lamento en mi pasado. Ahora he aprendido a vivirlo un día a la vez en el presente, y trato de ser mejor persona de lo que fui ayer”.
Randy sigue asistiendo a reuniones de recuperación y checa su salud constantemente. Ahora busca que su historia se haga viral y, con suerte, logre reunir a más padres con sus hijos.