En esta época en la que las relaciones a distancia se han vuelto más comunes y que la separación entre seres queridos debido a las precauciones sanitarias que tuvimos que adoptar se volvió norma por mucho tiempo, la soledad se ha vuelto un problema real que debemos enfrentar. Sin lugar a dudas, donde hay una necesidad hay voluntad de las empresas para explotar esa oportunidad, aunque sea de modos extraños y fuera de serie.
Así, dadas la muchas trabas que tenemos hoy en día para encontrarnos frente a frente con los demás, una compañía búlgara ha creado a un osito de tamaño pareja. Enfocado a las mujeres solitarias que podrían disfrutar de una fuerte presencia varonil en la casa pero sin meterse en todos los problemas (y peligros) que involucra conocer a alguien nuevo o invitar a un desconocido a casa, el Loving Bear Puffy está disponible a la venta por tan solo 162 dólares.
Nacido de una necesidad
https://www.youtube.com/watch?v=doq8QXgHENQ
Ideado en equipo por la empresaria de origen búlgaro Tonia Berdankova, de 47 años, y por su hija de 22 años, Ina Marholeva, la incepción del “sustituto abrazable de novio”, de 1.70 m de estatura y apenas 3.2 kg de peso, fue prácticamente mera casualidad. Tonia estaba tristeando, solitaria, mientras contemplaba la perspectiva de un verano sin su marido Peter, de 48 años, quien se encontraba en un viaje de negocios que duraría toda la temporada.
Ina bromeó con su madre, preguntándole “¿Ahora a quién vas a abrazar? Supongo que tendrás que crearte un reemplazo” y aunque fue solo una broma y un comentario fortuito, la idea se quedó en la mente de Tonia y, eventualmente, la llevó a desarrollar el proyecto del Loving Bear Puffy, pues la empresaria se había quedado pensando en cómo otras mujeres como ella podrían beneficiarse de esa clase de “presencia física” de la que carecían por una u otra razón.
La prueba de fuego
La periodista investigadora Iram Ramzan viajó directamente a la ciudad búlgara de Varna para poner a prueba al oso relleno de espuma de poliuretano que es descrito por sus creadoras como “un espécimen con cuerpo masculino y la cabeza de un oso soñoliento”. El resultado de ofrecer masculinidad junto con la calidez de un osito de peluche resulta en unas extrañas proporciones que dan la impresión de que Puffy fue sometido a una reducción de cabeza por alguna tribu de brujos. Y, aun así, la periodista no parece haberlo encontrado menos adorable.
La experiencia de la investigadora, que habla sobre la creciente tendencia de las mujeres o al menos de las que no entran en el segmento de la población de 70 años o más a nunca casarse, vivir solas o en casa de sus padres, es que el oso realmente cumple con su tarea de “proporcionar un hombro o un amplio pecho sobre el cual descansar” frente a la, de otra forma, insoportable soledad. Además, Iram remata diciendo que en una encuesta de 2019 se descubrió que hasta un 34 por ciento de los adultos aún duermen con un juguete suave, lo que nos convierte en una generación de bebés adultos, lo que demuestra que tener a un Loving Puffy Bear no es tan descabellado como podría pensarse en un principio.
Al final de cuentas, algo raro
El Loving Bear Puffy fue lanzado al mercado hace apenas pocos meses, pero la demanda por el “apoyo emocional masculino” se ha ido incrementando constantemente y los países que más requieren de este “suave muchachote” son los países escandinavos, Estados Unidos y Reino Unido. Eso sí, aunque se han ido popularizando, su aceptación no está ni cerca de ser universal, pues algunas mujeres consideran que el muñeco es innecesario o incluso que dormir con algo que debe apoyarlas en su soledad podría hacerlas sentir más solas.
Cuando se le pregunta a la creadora de Puffy si habrá una versión femenina del juguete, para que los hombres también podamos disfrutar de los beneficios terapéuticos que dice tener “el peluche”, Tonia responde con algo de escepticismo, diciendo que le parece que las mujeres están más abiertas que los hombres a admitir que necesitamos este tipo de apoyo. A final de cuentas, probablemente sí sea algo extraño darse por vencido con las relaciones reales y empezar a buscar reemplazos artificiales para llenar el vacío… pero, bueno, quién sabe si estos substitutos podrían ayudarnos a salir al paso en alguna situación extrema.