Bien dicen que la generosidad empieza por la propia casa, pero hay momentos en que se vuelve realmente ridícula y cuestionable la forma en que se expresa la “generosidad”, sobre todo cuando no tienes idea de lo que cuesta ganarse el dinero.
Un niño argentino de 10 años decidió que era “buena idea” tomar el dinero de sus papás y repartirlo a sus compañeros de escuela; al principio pensaron que alguien lo había obligado, pero él dijo haberlo hecho libremente; así que sus papás tuvieron que pedir que les regresaran lo “donado”.
Haciendo circular el efectivo
El viernes julio 1 de 2022, un muchachito argentino se hizo con algo del dinero que sus padres tenían en la casa; conociendo la ubicación de la plata, le resultó sumamente fácil hacerse con el efectivo: retiró un total de aproximadamente 60 dólares que los señores habían dejado en su casa, sin sospechar que alguien muy cercano ellos echaría mano del dinero.
Luego de haber tomado el dinero de sus padres, el muchacho lo guardó hasta haber llegado a la escuela No. 29 Juana Manso de Caleta Olivia, en Santa Cruz. A la hora del receso una maestra sospecho que algo raro pasaba porque vio una larga cola de chicos con grandes sumas de dinero en un kiosco cercano, donde realizaron compras de hasta 22 dólares.
Sospechas
Luego de darse cuenta de quién había sido el muchacho que había llevado grandes cantidades de dinero al colegio, las autoridades de la escuela supusieron que el alumno lo había hecho para pagar alguna deuda debida a una apuesta, e incluso que podría ser un caso de bullying.
Preocupados por las posibles implicaciones de los hechos, la escuela se comunicó con la casa del joven donde contestó su madre, quien fue de inmediato a ver qué estaba pasando con su pequeño.
Con las manos en la masa
Es evidente que el personal de la escuela se pondría en guardia inmediatamente con la súbita liquidez de los alumnos, que exhibían cantidades de dinero muy fuera de lo común y que podrían ser signo de que algo aún más grave estaba ocurriendo “bajo el agua”.
Algunas fuentes aseguran que el reparto que el dadivoso muchachito realizó no fue nada discreto sino que, con el efectivo en mano, empezó a repartir billetes de alta denominación entre sus pares, llevando a los jóvenes ávidos de dinero a formar largas filas en las inmediaciones del kiosco, donde recibieron cantidades que llegaron a superar los 20 dólares.
No tenía idea
Una vez llegó al colegio, la mamá del chico aseguró que no tenía idea de que su hijo había sustraído dinero, y no supo decir si era la primera vez que lo hacía o si era ya algo habitual para el menor.
Al final y luego de un largo interrogatorio a él y su madre sobre si sufría de bullying, el pequeño dejó bien claro que nadie lo había obligado a nada, que simplemente le había parecido una buena idea darle dinero a sus compañeros. A final de cuentas, la suma distribuida no fue tan grande y la familia logró recuperar la mayor parte.