Es hora de enfocarnos en los soldados caídos, esos hermanos que están en situación de vida o muerte, literalmente. Según nuevos descubrimientos científicos, un corazón roto puede causar tanto daño como un infarto.
Lo que muchos ya sabíamos por la experiencia, litros de alcohol y pésimas decisiones, que un corazón roto puede matar, fue confirmado por investigadores británicos que descubrieron que el estrés emocional profundo puede causar tanto daño como un infarto.
El pronóstico no es para nada bueno. El síndrome de corazón roto o takotsubo, lo sufren un estimado de tres mil británicos cada año, es comúnmente disparado por la pérdida.
El estrés del evento dispara el síndrome que causa que el músculo del corazón se debilite, y aunque los doctores pensaban que con el tiempo puede sanar, los investigadores de la Universidad de Aberdeen descubrieron que el dolor es permanente.
El estudio, que es el más largo en su tipo, encontró que los que tenían el corazón roto se cansaban más pronto y eran incapaces de ejercitarse años después de haber sufrido el evento.
La doctora Dana Dawson, jefa de la investigación, dijo:
Se ha vuelto más común reconocer que el takotsubo es más común (sic) de lo que habíamos pensado… Este es el estudio más extenso para analizar los efectos a largo plazo del corazón roto, y claramente muestra daños permanentes en los corazones que lo han sufrido.
Estos pacientes no han podido llevar a cabo ejercicios físicos y se han fatigado más fácilmente.
Los descubrimientos del estudio se presentaron en la American Heart Association Scientific Sessions en Anaheim, California hace unos días.
Nuestra investigación muestra que el takotsubo necesita ser tratado con la misma urgencia que cualquier otro mal cardíaco, y que los pacientes pueden necesitar tratamiento para los efectos a largo plazo.
El equipo estudió a 37 pacientes en un lapso de dos años y les hizo ultrasonidos y escaneos regulares, encontrando que el daño estaba presente mucho tiempo después de que se presentó la condición.
El síndrome fue identificado en Japón en la década de los 90 y se llamó takotsubo, como una vasija japonesa usada para atrapar pulpos y que tiene la forma del corazón deformado por el padecimiento.