Caballeros, la pobreza no se mide en lo mucho o poco que poseamos, sino en las actitudes que día a día proyectamos a las personas a nuestro alrededor y que de alguna manera nos mantienen en carencia emocional y de pensamiento.
La cosa es que esas mismas actitudes las transmitimos, sin querer, a nuestros hijos por medio de patrones de comportamiento a los que estamos acostumbrados, pues se van heredando de generación en generación.
Decir cosas como: “Eso es para ricos”, “Soy pobre pero honrado”, “Los ricos son gente mala”, son palabras que forman parte de los hábitos de pobreza que suelen enseñar los padres a los hijos, y hoy hablaremos de ellos con la esperanza de erradicarlos por completo de nuestra vida y criar niños ricos de pensamiento y autoestima, gente que aspire a más en el futuro.
1. Evita que pasen más de 4 horas diarias viendo la televisión
Caballeros, la televisión es una fuente de información y conocimiento, sí, cuando se cuida lo que se ve. Dejar que nuestros hijos se pierdan en ella durante horas es dañino en muchas formas, lo mejor es alentarnos a hacer actividades deportivas o que agilicen su intelecto.
2. Enséñales a ahorrar
Se dice que una persona promedio no tiende a ahorrar absolutamente nada de su salario, y si lo hace solo destina un 10% de su ingreso mensual, mientras que la gente exitosa aplica la regla de 80/20, donde gastas el 80% de tus ingresos y ahorras el 20%.
3. Enséñales a dedicar su tiempo en aprender algo
La gente exitosa nunca deja de aprender, entonces debemos inculcar eso a nuestros hijos inscribiéndolos en clases de música, deportes, arte y que dediquen su tiempo libre en actividades recreativas que nutran su conocimiento. Esto les servirá mucho en el futuro.
4. No los dejes que vivan esperanzados al azar
En muchos países es común que la gente viva con la esperanza de ganar la lotería e invierte sus ganancias en comprar boletos. La gente con mentalidad ganadora sabe que para ganar buen dinero hay que trabajar e invertir, no hay una fórmula secreta, para ella es tonto confiar en algo como el azar.
5. Hazlos responsables de su propio destino
Las personas de mentalidad pobre siempre son víctimas de las circunstancias: que si no hay empleo, que si pagan poco, que si nacieron pobres, que si no tienen apoyo. Mientras que esas razones son válidas en su vida, no deberían ser obstáculo. La gente exitosa crea su propio destino y es responsable de su vida financiera.
6. Si el dinero no llega a ellos, que lo busquen
Las personas promedio viven con la esperanza de encontrar un empleo seguro con un sueldo mensual que se amolde a sus necesidades. No digo que estos trabajos no existan, pero no nos llegan a todos, lo mejor es “agarrar al toro por los cuernos” y crear nuestras propias oportunidades. Enséñales a tus hijos a crear esas oportunidades con cosas tan simples como vender limonada o cortar el césped de los vecinos.
7. Enséñales a fijar metas
Puedes empezar enseñando a tus hijos a fijar metas de ahorro para comprar juguetes o ir de vacaciones. Conforme vayan creciendo, esas metas se convertirán en cosas más maduras para su edad. Los niños deben aprender a fijar objetivos y construir una visión de lo que quieren lograr a corto plazo.
8. Los libros son aliados
Tenemos que insistir, la televisión no es una manera saludable de perder el tiempo, inculquemos en los pequeños el hábito de la imaginación que aporta un libro para que en un futuro leer no sea una obligación, sino un gusto por el conocimiento.
9. El uso correcto de la tecnología y redes sociales
El hombre promedio pasa al rededor de 2 horas diarias en internet y redes sociales; sin embargo, muchos creen que es un hábito que no deberíamos enseñar a las nuevas generaciones, por lo que expertos recomiendan que los niños no deberían tener acceso a un aparato electrónico desde temprana edad. Pero, en caso de contar con internet, procuremos que sea para aprender algo productivo; por ejemplo, tutoriales en YouTube.
10. Evita lamentarte por tu trabajo
Como padre debes poner el ejemplo, deja de quejarte frente a ellos por tu situación económica y tu trabajo, enséñales a crear su propio futuro, depender de ellos mismos y crear mejores oportunidades.
11. Evita referirte a ti mismo y a tu familia como personas pobres
Es un hábito muy común, no necesitas ser pobre para sentirte así. A menudo en nuestro vocabulario utilizamos expresiones que demeritan nuestro esfuerzo diario. Lo mejor es evitar esas expresiones a toda costa, te sentirás más optimista y emitirás esa emoción a tu familia.