Adrian Bayford, de 46 años, se ganó la lotería en Europa, lo que lo convirtió en millonario de inmediato, así que 15 después del triunfo (y de pensar que tenía todo en la vida) decidió divorciarse y entablar una relación con una mujer 17 años menor que él…
Adrian y su exesposa Gillian se ganaron nada menos que 186 millones de dólares en un sorteo llamado “Euromillones”, y se convirtieron en una familia rica de Reino Unido, de donde son originarios.
Por supuesto que los primeros meses fueron de intensa felicidad, y este antiguo trabajador del Servicio Postal Británico presumía sus fotos con su esposa, pero ahora bebiendo champaña y celebrando su nueva vida como ricos…
Pero a 15 meses del triunfo, la pareja decidió divorciarse, repartiendo la fortuna y manifestando que ambos “iban a rehacer sus vidas”, así que terminaron pero continuaron como amigos, y por supuesto, al cuidado de sus hijos.
Dos meses después, Adrian conoció a Samantha Burbidge, una mujer 17 años menor que él, y claro, se enamoró…
Tan solo bastaron tres semanas de estar saliendo, lo que incluyó un viaje a las Islas Maldivas, para que Samantha decidiera dejar su trabajo y prometerle que solo se dedicaría a una cosa: hacerlo feliz…
¿Qué más podía pedir ahora de la vida el buen Adrian? Ya tenía dinero suficiente y una bella chica joven que lo haría feliz… ¡su vida estaba resuelta! O eso creía…
Se mudaron a una casa de 7.5 millones de dólares, pero no solo eso, como su nueva pareja es amante de los caballos, dispuso toda una área totalmente equipada para que vivieran ahí ¡los 30 caballos pura sangre que le compró!
Esto le costó más de 2 millones de dólares, pero quería cumplirle el capricho a su mejor, ya que, aunque decía que era una buena inversión, sus amigos comentaron siempre: “no sabe nada de caballos”.
Pero a pesar de que le regalaron sus animales favoritos, parece que Samantha no estaba muy a gusto, y en noviembre del año pasado se fue a casa de sus padres, aunque para el día de Navidad regresó con Adrian…
Pero no era la casa y menos los caballos, porque unas semanas después, Samantha se volvió a ir, y aprovechando que Adrian no estaba, pues se había ido de viaje a Escocia, para visitar a sus hijos y exesposa, decidió irse de la casa…
Samantha no se fue sola: se llevó 30 caballos, con valor estimado en 380 mil dólares, además de un camión-jaula para transportar a los caballos, con un valor de 75 mil dólares, así como un auto deportivo de 75 mil dólares… y dos perros…
Adrian dijo: “Nadie sabe hasta el momento dónde está Sam. Ni siquiera ha dado razones para la ruptura, diciendo que no era feliz”.
Por su parte, sus amigos señalaron que lo que más le dolió de todo esto “es que Samantha se llevara los perros”… No sabemos qué sucederá, aunque no debe ser muy difícil dar con el paradero de una mujer que viaja con 30 caballos…
Esperemos que ese dinero no le traiga más tristezas que alegrías a este hombre, o al menos, que a su próxima “conquista” no le gusten los elefantes u otra especie más costosa…