El trabajo de educador es, trágicamente, un trabajo mayormente ingrato y poco apreciado en México, donde no es raro escuchar que “el que puede hace y el que no, enseña”, lo cual refleja una mentalidad de desprecio hacia el profesorado.
Cuando vives en un país que no respeta a sus educadores, la educación es deficiente, y cuando no estamos bien educados, somos violentos. En el caso del profe Manuel López, de 60 años, docente jubilado, la ira que surge de una cultura violenta e ignorante le cobró factura cuando un exalumno suyo lo agredió en la vía pública, mandándolo al hospital.
El ataque
El profe Manuel se encontraba transitando por una de las vías principales del municipio de Huitzilan de Serdán, en Puebla, y sin deberla ni temerla fue abruptamente interceptado por un vehículo desconocido. Luego de obligar al profesor a hacer alto total, un hombre con actitud hostil bajó del coche.
El atacante agredió verbalmente a Manuel y después pasó a la violencia física, causándole lesiones en el rostro mientras le reclamaba cómo “siempre lo había reprobado cuando le dio clases en la prepa”. Luego de haber asaltado al profesor, el delincuente se dio a la fuga antes de que llegaran los elementos de seguridad pública.
Rencores añejos
El agresor fue identificado por Manuel y los vecinos de la comunidad como Ricardo “N”, quien era infame por su mal carácter y conducta violenta. Ricardo había sido, presuntamente, miembro de la Policía Municipal de Xochitlán de Vicente Suárez, corporación de la cual fue dado de baja debido a “mal comportamiento”.
La cosa es que aunque sí había sido profesor de Ricardo, el cual efectivamente había sido reprobado durante su paso por la clase del profe Manuel, en el bachillerato Zapotitlán de Méndez, eso había sido hacía ya más de 20 años. Hablando de rencores añejos y de orates violentos que los guardan toda su vida.
¿Qué viene?
Luego de haber quedado lesionado por el asalto del perpetrador, Manuel López fue llevado al Centro de Salud de Huitzilán de Serdán para que sus heridas fueran atendidas. El catedrático aseguró que levantará una denuncia en contra de Ricardo “N”, con el fin de que se lleve a cabo la investigación correspondiente y se dé con el paradero del aún fugitivo malandrín.
Cuando no tenemos más salida que la violencia, quiere decir que nuestro mundo es muy pequeño y nuestras opciones, demasiado limitadas. ¿Qué ganó el hombre al maltratar a su profesor? Seguramente no lo liberó del peso de su atormentada juventud y puede que incluso termine perdiendo toda oportunidad a futuro, dado su historial de violencia, que solo puede empeorar luego de pasar por el sistema penitenciario si no se le educa, pero, seamos sinceros, ¿pueden enseñársele trucos nuevos a un perro viejo (y rabioso)? Me gustaría creer que sí, aunque soy demasiado cínico y escéptico para ello.