Misuri es uno de los 19 estados de Estados Unidos donde el castigo corporal es legal. Aunque parezca increíble en esta época y en uno de los países “más avanzados”, lastimar a los muchachos para “educarlos” está siendo considerado seriamente por las autoridades educativas.
El distrito escolar Cassville R-IV, al suroeste del estado y cercano a la frontera con Arkansas, ha notificado a los padres de familia que pueden permitir que a sus hijos se les aplique el castigo corporal, de acuerdo a una política adoptada el 16 de junio.
Defendiendo lo indefendible
Merlyn Jonhson, el superintendente de la Escuela Cassville y quien da la cara por la regla medieval adoptada en junio de 2022, dice que “no piensan usarla frecuentemente y, además, es opcional”. Sin embargo, agrega que aquellos que están en desacuerdo y optan por no aceptar la medida de castigo físico están “haciendo nada”.
Se supone que la medida sería un último recurso cuando todo lo demás, o sea, llamadas de atención y suspensiones, haya fallado. Además, el único con la autoridad para ordenar el castigo sería el director. Aun así, voces entre los padres consideran que, prácticamente, cualquier otra sanción sería preferible a lo que propone Johnson.
Muy “razonable”
El castigo corporal que se implementaría contra los muchachos sería, en palabras de las autoridades, “solo de un modo razonable”, pero jamás definen qué quiere decir eso exactamente, por lo que tenemos que remitirnos a su manual escolar vigente en el estado… y su contenido es sorprendente.
La única forma en que las reglas escritas de la escuela permiten el castigo físico es por medio de nalgadas administradas con una tabla de madera. Esa “muy razonable” manera de tratar a los chicos tiene como objetivo mantener la disciplina y el orden en las escuelas.
El alcance de la propuesta
El distrito escolar Cassville R-IV, donde se aprobó el uso de castigo corporal para disciplinar a los alumnos, incluye a cinco escuelas: una preescolar, dos primarias, una secundaria y una preparatoria.
Entre las cinco escuelas se suman alrededor de 1856 estudiantes, 42.1 por ciento de los cuales vienen de entornos de dificultades económicas y alrededor de 13.8 por ciento pertenecen a minorías, que no rara vez son sujetos a trato desigual.
No les alcanza la creatividad
El superintendente Johnson dice que “todos son libres de elegir si se aplica el castigo físico a sus hijos o no”, pero la verdad es que parece una monumental evasión de responsabilidad al decir “con castigo físico se hubiera arreglado, pero no quisieron”, sin ofrecer alternativas convincentes. De hecho, no ofrecen ninguna alternativa.
Las sugerencias que se pusieron sobre la mesa cuando discutíamos sobre el modo en que los estudiantes estaban causando decepción fueron un amplia gama de estrategias, siendo una de ellas el castigo corporal.
Palabras bonitas, medidas vergonzosas
Merlyn Johnson dice que se hicieron muchas propuestas, pero no se ha hablado de ellas con los medios. Según el funcionario, el castigo físico fue elegido sobre esas desconocidas propuestas durante un sondeo en mayo, en el que participaron personal, alumnos y padres. Según esta versión, padres y alumnos (que son mayoría) pensaron que era buena idea.
En otras palabras, aparentemente, solo lo ha dicho para ocultar que en realidad no tienen ni idea de cómo lidiar con su responsabilidad en casos extremos de problemas disciplinarios, es decir, cuando los chicos harten a los maestros, estos los golpearán y si los padres no les dejan pegarles, dicen que no es su responsabilidad y que hicieron todo lo que pudieron.