Corea del Sur es uno de los grandes tigres asiáticos, pues su pronto desarrollo la ha colocado como uno de los países con un gran avance tecnológico, económico y social. En Gangnam, uno de los distritos más ostentosos de la metrópolis de Seúl, la vida se siente en el lujo. Es el lugar donde conviven grandes empresas, centros comerciales y en donde residen las personas con mayor posibilidad económica.
Es tanto el lujo que incluso fue parodiado por el cantante PSY en su éxito Gangnam Style. Pero lejos de las luces, la tecnología y el esplendor que esta ciudad puede ofrecer, a un lado de los rascacielos se encuentra Guryong, un asentamiento marginal al que han llamado “el último barrio pobre de Gangnam”.
El presente de este barrio no se puede explicar sin conocer su pasado. Los residentes han estado por más de treinta años asentados a causa de un desplazamiento. Cuando se realizaban los preparativos para las Olimpiadas de Seúl en 1988, el gobierno desplazó a parte de su población para dar paso a la infraestructura necesaria para albergar la fiesta deportiva.
Más de 2000 habitantes, en su gran mayoría personas de la tercera edad en situación de pobreza, optaron por asentarse ilegalmente y formar el barrio de Guryong. El bajo ingreso y la disparidad de la situación económica en el país ha mantenido a las personas en sus improvisadas casas. Sin embargo, esto ha sido un problema para el crecimiento de la ciudad.
Es difícil, me dice y me rompe el corazón vivir aquí. Hay inundaciones e incendios que me aterrorizan. Pero no tengo dinero, así que no puedo permitirme vivir en otro lugar.
—Kim Gong-soon, habitante de Guryong
Durante años, el gobierno de Seúl ha tenido la intención de adquirir los terrenos de Guryong, para reorganizarlos y modernizarlos. Pero esto no ha sido del agrado de los residentes, pues no tienen otro lugar a donde ir ni los recursos económicos para pagar una renta. Varios planes se han puesto en marcha y el diálogo con la comunidad ha estado presente. Sin embargo, no todos están conformes.
Vivir en un lugar donde las casas son de materiales “reciclados”, como piezas de cartón, trozos y tablas de madera, láminas de metal y viejas lonas publicitarias, también ha resultado peligroso para los habitantes, pues son propensos a inundaciones, afectaciones por los vientos, frío y, sobre todo, incendios, tan graves que una solo chispa podría destruir los hogares. Podría y lo ha hecho.
Este barrio ha tenido muchos incendios, en los que se han perdido vidas, pero, aunado con una discusión sobre el futuro de las tierras, el fuego también propició la división de los pobladores, quienes se debaten entre dos propuestas para el futuro de las residencias.
Después de un incendio en 2014, según el Korea JoongAng Daily, dos grupos de inquilinos se agruparon en refugios temporales diferentes. El primer grupo, y el más numeroso, era el de la Asociación de Residentes de la aldea de Guryong, quienes apoyaban la propuesta del Ayuntamiento de Seúl de reducir los costos públicos de remodelación al permitir que los propietarios mantengan gran parte de su propiedad mientras reciben una compensación.
Alojados en otro refugio, estaban los miembros de la Asociación de la Aldea, quienes apoyaron la idea de la Oficina del Distrito de Gangnam de comprar toda el área a los inquilinos para evitar que algunos propietarios obtengan ganancias masivas, así como la especulación inmobiliaria.
Desafortunadamente, en 2015, el barrio sufrió un golpe duro. Después del incendio, de acuerdo a reportes de Korea Times, el segundo plan fue el que se puso en marcha. Sin embargo, los trabajos de demolición comenzaron abruptamente. La maquinaria comenzó destruyendo un centro comunitario que servía de refugio para las personas que habían perdido su casa en el incendio.
Los pobladores se pusieron frente a las máquinas para evitar que continuaran. Los protestantes, en su mayoría personas de entre 70 y 80 años, defendieron lo poco que tenía de hogar al tirarse al piso y amenazar con hacerles daño mientras los trabajadores trataban de quitarlos del camino. No se presentó abuso físico, pero dos horas después de que comenzaron llegó una orden del Tribunal de Administración de Seúl, en la que se le ordenó a la Oficina del Distrito de Gangnam detener la operación.
La mitad del refugio fue destruido. Algunos de los afectados señalan a la jefa del Distrito de Gangnam, Shin Yeon-hee, de aplicar “una venganza venenosa” contra ellos por oponerse a los planes de remodelación para el área.
Con años de pleito entre vecinos, los órdenes de gobierno y proyectos en los que se involucran las principales inmobiliarias y constructoras del país, los planes de urbanización del área continúan y ya está en marcha el proyecto propuesto por el Ayuntamiento de Seúl. Según datos del Distrito de Gangnam, en mayo de 2019, 406 de 1107 hogares (36.7 por ciento) han migrado.
El gobierno tiene el plan de terminar el proyecto en 2025, pero hacen todo lo posible para que este se cumpla antes de la meta. El nuevo barrio de Guryong tendrá una escuela primaria, un complejo de investigación médica, un complejo público y viviendas vecinales, así como conexión con carreteras, parques y estacionamientos.
El Gobierno Metropolitano de Seúl construirá viviendas de alquiler públicas para 4000 hogares y promoverá que el alquiler se reduzca drásticamente para los residentes de la villa y así permitir un asentamiento del 100 por ciento. Sin embargo, esto no deja de ser una tarea difícil, pues los residentes son personas mayores de bajos recursos sin un subsidio del gobierno. Algunos viven de recoger botellas PET y venderlas a plantas de reciclaje, por lo que les es imposible pagar una renta aunque esta sea baja.
En el pasado, nadie se atrevería a priorizar a los inquilinos ilegales. Pero ahora, también son vistos como residentes de Seúl. Y nos damos cuenta de las limitaciones de cómo hemos hecho las cosas en los últimos 20 años cuando simplemente ahuyentamos a la gente.
—Kim Gong-soon, habitante de Guryong