Los perros no solo son el mejor amigo del hombre, también son parte de nuestra familia, pues el cariño y la fidelidad que nos dan es incomparable. Por esta razón, cuando se van de nuestro lado, sufrimos demasiado, incluso podemos caer en depresión, como le pasó a Wendy O’Grandy.
Wendy, de 47 años, y su esposo Mike, de 51 años, acaban de perder a su perro Zac y el dolor que ella sintió fue tal que ni siquiera tenía la fuerza necesaria para levantarse e ir a trabajar, por lo que fue despedida a pesar de explicarle la situación a su jefe, pues ella dice que “fue como perder a un hijo”.
Zac fue un perro labrador de color chocolate que llegó a la vida de la pareja en 2009, cuando apenas era un cachorrito. Al verlo, Wendy se enamoró de él y desde entonces se volvieron inseparables. Wendy y Mike pasaron por 10 abortos espontáneos en 15 años, por lo que Zac se volvió su alegría y lo quisieron como si fuera un hijo.
Unos años más tarde, en 2012, la familia adoptó a un labrador negro llamado Purdy, ahora de diez años. Purdy y Zac tuvieron una gran química y se llevaron bien, de hecho, fueron amigos prácticamente desde que se conocieron. Todo en la vida de esta familia y sus canes iba bien, hasta que en julio de 2021, una noticia llegó a impactar la vida de la pareja y de Zac.
El perro tuvo dificultades para caminar y después de ser llevado al veterinario, le diagnosticaron cáncer de columna. Pasó por varios tratamientos médicos, pero su salud no mejoraba.
La última noche, nueve días después de que se sintió mal, no era él mismo. Estaba enfermo y se orinó, nos miramos y dijimos que no podíamos dejar que continuara.
– Wendy
Finalmente, y para evitar un dolor mayor para Zac, el 12 de julio decidieron sacrificarlo. Esta fue una decisión dura para Wendy y Mike. El dolor de perder a una querida mascota y compañero fue tan grande para Wendy que no pudo ir a su trabajo por dos semanas y fue despedida.
Además, el estrés de la mujer aumentó cuando, tan solo una semana después de la partida de Zac, le informaron que uno de sus familiares estaba en el hospital, lo que desató los síntomas del síndrome de Sjögren, una enfermedad autoinmune que Wendy padece y que afecta partes del cuerpo que producen líquidos como lágrimas y saliva.
La familia no se ha olvidado de su compañero con naricita fría. Tienen las cenizas de su adorada mascota y le hicieron un pequeño recuerdo en su jardín con un rosal amarillo. Pero no todo es tristeza, porque la suegra de Wendy les dio como regalo de aniversario otro perrito llamado Zebedee, quien se une a la familia.
Es una nueva incorporación a nuestra familia, pero todavía estamos de duelo por Zac.
A raíz de esto, Wendy pide que las personas que tienen empleados sean más comprensivos cuando una mascota muere, pues es como si se perdiera a un hijo.