El mundo actual ofrece muchas maravillas tecnológicas que permiten hacer posible lo que hace apenas algunas décadas podríamos haber pensado imposible: hablar casualmente usando video y audio, computadoras que entienden la letra de los doctores, vuelos espaciales comerciales, inteligencias artificiales artistas y hasta una posible fuente de energía inagotable… pero no todos los avances tecnológicos nos traen felicidad.
Un joven de 19 años que se compró un kit de DNA para comprobar su compatibilidad con sus padres descubrió más de lo que quería saber. Su compatibilidad genética con su padre era demasiado baja y terminó enterándose de que su madre había sido infiel junto a su tío, que es su padre biológico. Tras el descubrimiento, el chico se deprimió y rabió, pero asegura que “aún así prefiere conocer la verdad”.
Todo es risa y diversión hasta que descubres “quién es tu papi”
Luego de ver una prueba de ADN en la farmacia por apenas 80 dólares, el joven, que ha permanecido anónimo, decidió que compraría una para bromear con sus padres, usando el dinero que recibió por su cumpleaños, pues no tenía ninguna duda sobre su identidad o la de sus progenitores, pero eso cambiaría muy pronto.
El chavo obtuvo los resultados de su prueba de ADN y estos resultaron estar fuera de todo pronóstico, pues apenas el 29.2 por ciento del ADN de su padre era compartido con su hijo. Eso elevó muchas dudas y no pocas inquietudes en el mancebo, que debería haber compartido la mitad de su ADN con su padre. Aquí había gato encerrado.
No se lo vayas a contar a tu papá
Debido a que su papá y él se parecían mucho, el asunto no tenía sentido, por lo que enseguida fue a buscar respuestas. Además, el confundido joven se enteró de que compartía alrededor de 24.6 por ciento de ADN con su prima y aunque los hermanos muy comúnmente comparten algo así como un 50 por ciento de ADN, los primos suelen compartir solo alrededor de 12.5 por ciento, lo que volvía al asunto bastante bizarro.
Aunque al inicio pensó que podría haber errores en los resultados, decidió ir a hablar con su mamá y lo que descubrió lo dejó atónito. Para desmayo del chamaco, cuando le preguntó a su mamá que si había sido infiel, su progenitora se deshizo en lágrimas y le suplicó a su hijo que no le contara a su padre.
Reacción en cadena: guerra en la familia
Una vez que obtuvo la confesión de su madre, el muchacho llamó por teléfono a su prima (su media hermana, en realidad) y le contó todo. Cuando el papá del muchacho llegó a casa, tampoco se guardó nada y le contó inmediatamente aquello de lo que se acababa de enterar. Aunque estaba impactado, no dijo nada, salió de su habitación y el chico cerró su puerta. Entonces se armó el pandemonio.
Las papás del muchacho se enfrascaron en una discusión encarnizada en la que se dieron casi hasta con el sartén. Al darse cuenta de que algo iba realmente mal, los abuelos fueron a meter su cuchara y poco después llegaron el tío-padre David y su esposa, para que la cosa escalara en serio. Por supuesto, esta situación fue muy difícil para el chavo, pero aunque se sintió culpable por la situación, llegó a la conclusión de aunque pudo haber gastado el dinero de su cumpleaños en otra cosa, se alegra de conocer la verdad.