Los casos de misterios sin resolver suelen ser de los más insidiosos y los que más polémica levantan, pues llevan a los investigadores y los afectados a especular y “dejar volar la imaginación”, usualmente creando un sinfín de escenarios potenciales, cada uno más lúgubre que el anterior. Pero a veces esto resulta en intentos por evitar que ocurra de nuevo, como en el caso de Brandon Swanson.
Brandon Swanson era un joven de 19 años oriundo de Minnesota cuando, el 14 de mayo de 2008, hizo una llamada alarmante a sus padres en la que les pedía ayuda. Sus últimas y alarmantes palabras fueron proferidas en gritos: “oh, mie**a”. Su bizarra desaparición, aún sin resolver, llevó a la creación de la “ley Brandon”, que obliga a las autoridades a responder inmediatamente a reportes de personas perdidas.
Brandon Swanson
Brandon se graduó de la preparatoria de Marshall, su ciudad natal, en 2007 y al momento de su desaparición era un estudiante de primer año en la Escuela Técnica y Comunitaria del Oeste de Minnesota, en donde se especializaba en turbinas de viento.
Según sus conocidos, tenía un buen conocimiento sobre el área, lo que vuelve particularmente sospechoso su caso, pues el lugar desde donde hizo la llamada de auxilio y el lugar donde encontraron su auto eran distintos y estaban muy alejados del sitio donde creyó que estaba cuando habló con sus padres. No se descarta que un crimen se haya cometido, pero también se consideran posible que Brandon haya estado confundido y que tuviera un accidente.
Todo inició a la salida de la fiesta
La noche de Brandon había pasado de un modo alegre y festivo, pues se incorporó a la celebración del término de su primer año de curso en su nueva escuela. El chico dejó la fiesta cerca de medianoche, todavía siendo 13 de mayo de 2008 y emprendió el trayecto de 48 km de vuelta a casa.
Cuando estaban a punto de ser las 2:00 a.m., una llamada de Brandon llegó a sus padres. Les había marcado desde su celular y les informó que había caído en una zanja a un lado del camino mientras conducía su Chevy Lumina cerca de Lynd y que necesitaría que fueran a recogerlo. Con cierta tranquilidad, porque su hijo no estaba herido, Annete y Brian Swanson salieron inmediatamente en su camioneta a auxiliarlo.
Fin abrupto de la comunicación
El plan de Brandon y sus padres consistía en que tanto el chico como sus papás estarían usando linternas eléctricas encendidas para localizarse en el camino. A pesar de algunos fallos en la señal durante los primeros cuarenta minutos de búsqueda, los padres se mantuvieron en comunicación casi ininterrumpida con su hijo.
Poco después de las 2:30 a.m., Brandon perdió la paciencia y les dijo que iba a dejar el carro y que caminaría hacia unas luces que podía ver y que creía que provenían de Lynd. Sin embargo, poco después de haber tomado esa determinación, se interrumpió a sí mismo y gritó “oh mie**a”. Luego no volvió a decir nada, sus padres colgaron y llamaron nuevamente a su hijo, pero ya nunca les contestó.
Búsqueda no tan implacable
Los papás de Brandon siguieron buscando a su hijo toda la madrugada, hasta eso de las 6:30 a.m., momento en el que contactaron con el Departamento de Policía de Lynd para que los auxiliaran, pero las autoridades desestimaron la petición, diciendo que “no era inusual que los jóvenes salieran toda la noche el último día de clases” o “que Brandon estaba en su derecho de perderse”.
Finalmente, más tarde, esa misma mañana, la policía de Lynd empezó a buscar a Brandon, pero no encontraron rastro ni dentro ni fuera del pueblito. Al revisar el registro telefónico, se dieron cuenta de que las llamadas del joven se localizaron cerca de Taunton y su auto se encontraba a unos kilómetros de donde creen que provino la última parte de su comunicación. Sin embargo, jamás dieron con él.
De la tragedia surge la Ley Brandon
Entre teorías de conspiración criminal y la posible muerte accidental de Brandon en el río Yellow Medicine, cerca del sitio donde se presume que desapareció, sus padres solamente tenían claro que las autoridades no actuaron con suficiente celeridad y que si hubieran actuado con más prisa, el chico habría tenido más posibilidades de haber sido salvado.
Así, la búsqueda intensa siguió por años y sigue en pie hasta nuestros días. En sus esfuerzos porque ninguna tragedia como esta vuelva a ocurrir, Anette y Brian impulsaron la actualización de la Ley de Niños Desaparecidos para que todos los casos de personas extraviadas sean tratados como si se encontraran en peligro inminente hasta demostrar lo contrario, siempre y cuando se trate de un menor de edad o de alguien con factores de riesgo como dependencia a sustancias, comportamiento errático, problemas mentales o cuya conducta hiciera pensar a su familia que corría algún peligro.