El movimiento LGBT+ ha ido tomando fuerza en los últimos tiempos y con la mayor presencia de su comunidad en el ojo público, ha ido reivindicándose en distintos ámbitos, uno de ellos es el del lenguaje, donde ha sido solicitado (e incluso demandado) que se use el morfema gramatical “e” para la neutralidad de género.
Aunque en esencia suena como una medida inocua y empoderadora para un sector de la sociedad históricamente marginado, el jefe de gobierno de Buenos Aires, Argentina, ha prohibido el uso del “lenguaje inclusivo” en nivel primario y secundario, pues sospechan que afecta a la capacidad de los alumnos para aprender el idioma español.
Vigilando la educación
Soledad Acuña, ministra de Educación de la ciudad de Buenos Aires, fue muy clara al respecto de la medida, que no tiene como objetivo prohibir el uso del lenguaje inclusivo para que los individuos se identifiquen, sino que busca fomentar el desarrollo de los aspectos técnicos de la lengua española por parte de los alumnos con mayor eficiencia.
Los resultados (arrojados por) las evaluaciones (recientes) muestran un retroceso en (las habilidades de comunicación) oral y escrita. Por eso es de vital importancia aclarar los contenidos, para facilitar la enseñanza, sumando así una medida más con el objetivo de simplificar el aprendizaje del idioma por parte de los alumnos.
– Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de Buenos Aires
Culpen a la pandemia
Las autoridades porteñas aseguran que los resultados académicos alcanzados por los alumnos de educación básica se han desplomado debido a las dificultades que presentó el aprendizaje desde casa a raíz de la crisis sanitaria y la cuarentena por covid-19 y que agregar el lenguaje inclusivo a los cursos solo ha dificultado aun más los contenidos de los cursos de lengua.
La esperanza de las autoridades es que al retirar el peso extra del uso del lenguaje inclusivo durante la enseñanza básica, los alumnos logren aprender con mayor facilidad los contenidos esenciales para que desarrollen bases fuertes durante su formación académica.
No son los primeros
Con argumentos similares, el gobierno francés prohibió el lenguaje inclusivo y ni siquiera fue solo en su capital, sino que la medida tuvo un alcance nacional. A principios de mayo de este año, Jean-Michel Blanquer, ex ministro de Educación Nacional, Juventud y Deportes, prohibió el uso de ese lenguaje en los colegios franceses, pues “la legua no debe ser dañada”.
(El lenguaje inclusivo) constituye un obstáculo para la lectura y para la comprensión de los textos. Debería prohibirse el recurso a la denominada escritura inclusiva, que emplea (entre otros símbolos) el punto medio para denotar al mismo tiempo el femenino y masculino de los términos cuando se usan en sentido genérico: es un obstáculo para (la comunicación) escrita.
Críticas: discriminación disfrazada
Sin embargo, no todo el mundo cree el discurso oficial y las protestas por la “medida arbitraria y represora” no se han hecho esperar. Distintos abogados de los derechos de los grupos LGBT+ han señalado que no solo es una caza de brujas y un sinsentido, sino que además viola la Ley de Identidad de Género.
Básicamente, la protesta va en el sentido de que la medida “desaparece” la “existencia” de la comunidad de la diversidad en la vida académica de “lxs pibxs”, marginando a las personas que emplean de manera cotidiana el lenguaje inclusivo para identificarse de un “modo no tradicional”.
El lenguaje inclusivo en Buenos Aires: Presente
En los últimos tiempos, y a pesar de la consistente resistencia de la Real Academia Española (RAE), el uso del lenguaje inclusivo entre los jóvenes de distintas comunidades se ha vuelto algo normal, y la ciudad de Buenos Aires ha visto el fenómeno manifestarse con particular fuerza: la academia debate, pero la juventud decide por su cuenta cómo hablar.
El uso de los morfemas gramaticales “e”, “x” y “@” se ha vuelto muy aceptado por los estudiantes y, en general, los docentes lo aceptaban y fomentaban. Sandra Díaz, profesora del último grado de primaria en una escuela pública, dice que ella no usa el lenguaje inclusivo, pero que acepta a las alumnas y alumnos que lo hacen. Sin embargo, no todos los acercamientos son tan ecuánimes y cuando las voces se levantaron para protestar por la medida, los memes y los monitos no faltaron.