Mako Komuro es la princesa japonesa que renunció a su título por amor. Mientras estudiaba Artes en la universidad, se enamoró de su compañero Kei Komuro y se casó con él a pesar de la desaprobación de su familia y parte conservadora de la sociedad japonesa.
Luego de su boda con Kei y de acabar sus estudios, la pareja se mudó a Nueva York porque era el lugar donde esperaban que sus carreras profesionales crecieran. Mako renunció a su dote de un millón de euros porque quería valerse por sí misma, cosa que está logrando.
Ahora la que fue princesa ha conseguido empleo en el MET (Museo Metropolitano de Arte de Nueva York) y, según sus jefes, lo está haciendo muy bien. Hay que recordar que Mako estudió Historia del Arte en la Universidad de Edimburgo con especialidad en Patrimonio Cultural y una maestría en Museística por la Universidad de Leicester.
Uno de los principales curadores del MET le ha dicho a la prensa que Mako se encuentra muy ocupada y cumpliendo a cabalidad con sus responsabilidades:
Está cualificada y probablemente maneja piezas de la colección. En general, es un trabajo que requiere una gran preparación y a menudo significa pasar mucho tiempo en la biblioteca.
Actualmente, la princesa se encuentra preparando una exposición de pinturas inspiradas en la vida de un monje japonés que se dedicó a viajar por todo el Japón del siglo XIII para difundir el budismo. Específicamente, Mako trabaja en la colección asiática del museo y, según medios japoneses, su participación es voluntaria y no remunerada.
Mako, de 30 años, se encuentra ejerciendo su profesión, mientras que su esposo sigue en la lucha por ascender en el mundo de la abogacía. Actualmente, la pareja vive en un departamento de lujo que está muy cerca del nuevo trabajo de Mako, tan solo a 10 minutos caminando.