El desierto de Gobi fue testigo de cómo nació esta singular amistad. Dion Leonard, corredor de maratón extremo, estaba en plena carrera de 155 millas en China. Entonces notó la presencia de un pequeño can a pocos metros de la salida y pensó que probablemente solo se encontraba por ahí, pero al final de la etapa de ese día entendió que no era una casualidad que todavía estuviera siguiéndolo.
Cuál sería su sorpresa al darse cuenta que después de la línea de meta continuaba a su lado hasta llegar al campamento de descanso, por lo que decidió compartir agua y alimentos con la perrita y darle asilo por esa noche. Eso fue solo el inicio. Después de ese día se volvieron inseparables.
Gobi -ahora su nuevo nombre- recorrió junto a Leonard 77 de las 155 millas totales de la carrera, descansando únicamente los días 4 y 5 que marcaba el programa, debido al excesivo calor del desierto.
El corredor valoró el esfuerzo de la pequeña Gobi, ayudándola en el transcurso de la aventura a cruzar ríos y lugares en los que ella no pudiera hacerlo por sí sola.
Al final de la carrera, y analizando la experiencia, Leonard comprendió que había vivido una situación muy particular: el principio de un compañerismo que pocos tienen la oportunidad de vivir, así que decidió llevarse a Gobi con él a Reino Unido y lanzar una campaña en Crowdfunder para recaudar fondos en beneficio de refugios para perros sin hogar.
De una meta inicial planteada en poco más de 5,000 dólares, hasta el 16 de septiembre de 2016 ya llevaba 40,546, es decir, ocho veces más.
Con Gobi ya completamente en forma, con sus permisos y papeles correspondientes, Dion espera tenerla de vuelta con él en Escocia para la víspera de Navidad, según lo comentó para la BBC.
Terminaron juntos, se fueron juntos…