El señor Eduviges, de Veracruz, en México, cumplió años el pasado 3 de diciembre, y por ello quería festejar sus 61 años de vida en un restaurante de la ciudad con gorros, serpentinas y pastel (adornos que él mismo colocó); sin embargo, recibió una llamada en la que (suponemos) sus familiares le avisaban que no irían.
Así que después de una larga espera, bebiendo agua mineral completamente solo, el señor se puso de pie y dijo a todos los que estaba comiendo:
“Hoy es mi cumpleaños, cumplo 61 años. Arreglé las mesas y traje pastel porque quedé de verme con mi familia aquí para celebrar mi cumpleaños; esperaba a que vinieran mis hijos, mis nietos y mi esposa. Y, como verán, nadie vino, por lo que les pido a quien quiera sentarse conmigo a celebrar mi cumpleaños y me canten Las mañanitas, se los voy a agradecer infinitamente”.
Una usuaria de Facebook publicó el post acompañado de algunas fotografías para compartir la lamentable historia, pero nunca imaginó la respuesta y a su publicación:
“Algo que más me taladró fue oírlo decir que nadie tiene por qué suplicar amor. Amemos a nuestra familia, estemos siempre presentes aunque no vivamos juntos, démosle tiempo”.
Después de haber dicho esto, los asiduos al lugar se acercaron y compartieron con él ese día. Le cantaron Las mañanitas y lo felicitaron.
La publicación recibió más de 15,000 comentarios, generó mas de 99 mil reacciones, y 64,580 compartidos.
Finalmente, la mujer agradeció la respuesta:
El mundo necesita más actos así…