El indomable espíritu de la juventud es siempre sorprendente, pero en el caso de los dos preescolares que lograron huir en sus motocicletas de juguete de su “encarcelamiento” en una estancia infantil de Almería, Andalucía, España, para ser recapturados a 300 metros de su guardería en el centro de la ciudad, ha disparado alarmas, no por la rebeldía de los pequeños de apenas dos años, sino porque se ha denunciado una presunta negligencia e incompetencia por parte de las autoridades y de los responsables de la institución de enseñanza y cuidados infantiles.
Los pequeños no sufrieron daño o lesiones de algún tipo, pero el incidente ha causado enfados y crisis nerviosas, con reclamos airados, posibles demandas y un generalizado ambiente de descontento y desconfianza en la administración de la estancia, que ha tenido repercusiones hasta en La Junta de Andalucía.
El escape
Parece que una suerte de tormenta perfecta tuvo lugar durante la fuga de los dos pequeños. Aparentemente, una puerta estaba abierta en el Jardín Torre de Ángeles, el centro de estimulación temprana donde los claramente estimulados bebés se encontraban recluidos, lo que les presentó una irresistible ruta de escape.
Se sospecha que el hecho de que el personal de planta se encontraba de vacaciones no ayudó a la situación, pues ninguno de los responsables que se encontraban a cargo de la vigilancia de los pequeños en el momento de la fuga se dio por enterado de su desaparición, hasta que una buena samaritana salvó la situación, tomando custodia de los huidos y llamando a la policía. Cuando la policía estaba en el caso, entonces sí, las empleadas de la guardería llegaron “muy preocupadas” a constatar el bienestar de sus pupilos.
La captura
Los niños fueron encontrados circulando en la calle Calzada de Castro por una peatona ya mayor, a quien, en primera instancia, le extrañó que los pequeños estuvieran detenidos, aparentemente solos en el arroyo, esperando frente a las luces del semáforo.
La extrañeza dio lugar a la alarma cuando comprendió que esos dos infantes montados en “motocicletas” de plástico se encontraban solos y en riesgo de lesión o muerte. Asumiendo la responsabilidad de la situación en sus manos, tomó custodia de los bebés y marcó a la Policía Nacional, cuya patrulla llegó al lugar de los hechos casi al mismo tiempo que dos preocupadas (por su trabajo, sin duda) asistentes de la guardería.
Las acusaciones
El asunto fue llevado a la Fiscalía de Menores por parte de la policía, donde miembros de la Asociación de Padres de la estancia, en particular una de las madres de los pequeños prófugos, han presentado quejas formales contra la compañía encargada de la operación de la guardería, que había sido contratada por la Consejería de Educación de la Junta. Ahora se estudia la posibilidad de una denuncia formal a los responsables. La directora solicitó un informe de parte de la empresa contratada:
Es un hecho gravísimo, algo que no puede volver a repetirse. No basta con decir ‘Gracias a Dios no ha pasado nada’.
En este momento, la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía se encuentra tratando de determinar cómo es posible que los pequeños pudieran escaparse del edificio, evitando la vigilancia de sus cuidadores. El objetivo de esas indagatorias es averiguar si alguno de los responsables de los pequeños es culpable de negligencia o incompetencia y que haya quedado en evidencia debido al incidente, para aplicar las sanciones correspondientes y evitar que se repita la lamentable situación.