El presidente de Rusia, Vladimir Putin, quiere revivir un cuerpo similar a la KGB, esto tras la inminente victoria en las elecciones parlamentarias del partido Rusia Unida. Es claro que Putin quiere regresar a los símbolos de la etapa soviética, pues luego de la reinstauración del himno de la URSS con una letra diferente y la anexión de la península de Crimea, ahora podría regresar la KGB.
Luego de las elecciones parlamentarias rusas, el hecho de que el partido de Vladimir Putin había tenido la mayoría en el parlamento no fue sorpresa para nadie.
Vladimir Putin quiere volver a la vida a la temida KGB, el monstruo represivo que marcó el siglo XX, y que hoy despierta de su letargo de 25 años.
En 1991 la Unión Soviética se desmoronó, el servicio de inteligencia y seguridad del imperio quedó relegado a un segundo plano; pues había que salvar la economía, y la Guerra Fría había concluído.
Tras la muerte de la KGB, diversas agencias de seguridad e inteligencia surgieron, y para cada asunto se creaba una agencia; y por lo tanto, para cada agencia había un director corrompido. La situación era caótica… hasta que llegó Putin al poder en el 2000.
También se quiere disolver el Ministerio de Situaciones de Emergencia, dividiendo sus tareas entre el Ministerio de Defensa y el de Interior. Todo sucederá antes de las presidenciales de 2018. Pero esta reforma integral de las fuerzas de seguridad ya se atisbó en primavera con la fundación de la Guardia Nacional.
Esta nueva organización fue creada sobre la base de las unidades militares del Ministerio del Interior y está bajo el mando personal de Putin. Con 200.000 integrantes y destinada a contener desórdenes callejeros, es a día de hoy más bien un contrapeso de vigilancia sin capacidad de investigación.
En la cúpula se encuentra un antiguo guardaespaldas del presidente, Victor Zolotov, que no tiene movilizaciones que reprimir porque el movimiento opositor no logra involucrar a la ciudadanía en su pulso al poder.
Todos saben que Putin es un exagente de la KGB, y por lo tanto también recuerda con nostalgia los tiempos de la URSS. ¿Qué se espera?
La nueva reforma uniría en uno solo al Servicio Federal de Seguridad (FSB), al Servicio Federal de Protección (FSO) y al Servicio de Inteligencia Exterior (SVR). Todo se volvería la institución denominada Ministerio de Seguridad del Estado (MGB); que es prácticamente lo mismo que decir Comité de Seguridad del Estado (KGB).
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El nuevo KGB entrará en marcha antes de las elecciones presidenciales de 2018, en las que previsiblemente vencerá una vez más Vladimir Putin.
Entre las funciones del MGB estarán las de contrainteligencia, espionaje, seguridad interna y externa, control de las fronteras, medidas antiterroristas, inteligencia exterior y protección de los altos funcionarios del Estado. En otras palabras, todo lo que hacía la KGB. O, en comparación, todo lo que hace la CIA y el FBI. A la nueva KGB se le añadiría una función más: el ciberespionaje.
Un periodista llamado David Ignatius public una columna en el Washington Post donde asegura que la Guerra Fría terminó, pero que la guerra cibernética acaba de comenzar.
Todas estas reformas tienen un escenario distinto al que imperaba cuando Putin llegó al poder. Rusia tiene ahora un papel de primer orden: sus fuerzas realizan misiones encubiertas en Ucrania y de diverso tipo en Siria.
Allí han operado distintos servicios secretos. Moldavia, los Bálticos, el Cáucaso y diversos rincones de la vieja URSS pueden ser nuevos focos de inestabilidad que requiere una acción discreta.
El terrorismo global es la nueva amenaza para países desarrollados, y Rusia se ha convertido en uno de ellos. Así que la Guerra Fría con Estados Unidos, sobre todo si Hillary Clinton llega a la Casa Blanca, está muy lejos de haber terminado.