Bien dicen que en esta vida solo estamos de paso, ¿pero que pasa cuando nos quedamos a vivir en lugares que están pensados para el tránsito constante de personas y no para habitarlos? Por ejemplo, cuando alguien trabaja todo el día en el metro de la ciudad y duerme ahí, si decide vivir en un hotel o, mejor aún, se queda a vivir en un aeropuerto. Cuando esto pasa, parece como si quien decide quedarse quieto en un lugar en el que todos se mueven, se eternizara.
Este es el caso de Mehran Karimi Nasseri, un refugiado iraní que hizo de la terminal 1 del aeropuerto de París-Charles de Gaulle, su hogar. Desde el 8 de agosto de 1988 hasta julio de 2006, Nasseri vivió en este extraño lugar en el que todos llegaban para irse.
La historia de Karimi fue retratada en la famosa película de Steven Spielberg La terminal, protagonizada por Tom Hanks. Sin embargo, el filme es apenas una muestra de la historia del refugiado, quien llegó a la terminal 1 después de haber sido expulsado de Irán.
Karimi nació en un campamento minero, pues su padre era ingeniero y su madre era enfermera del sitio. Sin embargo, en 1975, a los 31 años, arribó al Reino Unido para estudiar Yugoslavo en la Universidad de Bradford, donde participó en las protestas contra Mohammed Reza Pahlevi, el Sah iraní de aquel tiempo. Razón por la cual, a su vuelta a Irán, fue perseguido, encarcelado y torturado.
En 1988, Karimi fue expulsado de Irán y decidió viajar a Londres, pero una vez que llegó a Francia, ya no pudo continuar su travesía, pues viajaba sin documentación alguna. Entonces fue arrestado y pasó algunos meses en la cárcel, pero cuando fue liberado no podía ir a ningún lado, pues seguía sin papeles, por lo que decidió quedarse a vivir en la terminal 1 del aeropuerto Charles de Gaulle.
En 1995 y 1999 se le ofrecieron dos oportunidades de asilo y papeles para que pudiera abandonar el aeropuerto, pero Karimi las rechazó. Hizo caso omiso del asilo que le ofrecía Bélgica y no aceptó los papeles que le ofrecía el gobierno francés para que pudiera viajar. Según el testimonio de algunos trabajadores del aeropuerto, este hombre había encontrado el sitio perfecto para leer mucho y escribir sus memorias, pues al parecer era un apasionado de las letras. Philippe Bargain, el jefe médico del aeropuerto de aquel entonces declaró:
Su historia es incomprensible. Tiene sus papeles en regla, medios económicos, pero no quiere irse porque solo existe a través del aeropuerto.
Karimi hizo muy buenas relaciones con los distintos trabajadores del aeropuerto que estuvieron de paso. Lo describían como un hombre de buena familia, de trato realmente afable y fino. Este hombre iraní pasó 17 años en este lugar, hasta que enfermó repentinamente en el 2006 y tuvo que ser trasladado a un hospital. Karimi pasó algunos días en cama, pero cuando se recuperó no volvió al aeropuerto, se mudó a un hotel y luego, en el 2007, se instaló en el albergue Emmaus del distrito 20 de París. Esta fue la última noticia de su paradero, pues después de eso desapareció. Sin embargo, nadie olvidará los casi 18 años de eternidad que pasó en su limbo francés: La terminal 1 del aeropuerto de París-Charles de Gaulle.