La relación que establecemos con la comida que nos gusta puede ser tan profunda (y deliciosa), que si nos encontramos cerca de la muerte no pensamos en pedir perdón al mundo, en escribir una hermosa despedida, en llamar a las personas que amamos, sino en comer ese platillo especial.
Steve’s Pizza es un popular local en Michigan, un lugar al que Rich Morgan y su esposa Julie acudían con frecuencia pues adoraban el sabor que encontraban ahí; sin embargo, viven en Indianápolis y la salud de Rich se ha deteriorado tanto que les resulta imposible realizar el viaje a Battle Creek, donde se encuentra el local más cercano.
El padre de este hombre, sin que su hijo se enterara, llamó a la pizzería para contarles sobre la situación aunque el objetivo era que solamente le enviaran un saludo para que se sintiera mejor, pero en ese momento Dalton Schaffer, de 18 años, quien trabaja en el lugar, descolgó el teléfono y escuchó la conversación…
Para este joven, mandar simplemente una tarjeta era algo muy limitado, sobre todo porque se enteró de que Rich se encontraba en fase terminal de una enfermedad, así que de inmediato preparó una pizza de pepperoni y champiñones, tomó su auto y condujo 325 kilómetros para llevársela al enfermo.
Lo único negativo en esto es que seguramente no le pagaron porque tardó más de 20 minutos en entregarla… y además llegó fría.
Dalton llegó a su destino, donde fue recibido por la familia de Rich:
La familia salió y me dio un abrazo. Fue genial. Las expresiones en su cara y todo eso.
Entraron a la casa con la pizza y luego compartieron la conmovedora historia en Facebook, donde agradecieron a Dalton por “la mejor pizza del mundo”. Le ofrecieron al joven pasar la noche en su casa, pues llegó a las 2:30 a.m. a hacer la entrega; sin embargo, se negó pues tenía que regresar para llegar a tiempo a su trabajo.
Parece que alguien en Steve’s Pizza se ha ganado un ascenso y su correspondiente aumento de sueldo.