Todo hombre en su vida ha salido con los amigos a hacer ‘algo tranqui’ y termina en una megaborrachera que dura tres días y despierta en otro país. ¿No? ¿A nadie le ha pasado? Bueno, en Guanajuato, México, pasó algo similar; pero la fiesta no terminó nada bien, y para nada duró tres días…
Resulta que más de 70 estudiantes de la Universidad de Guanajuato se juntaron el jueves pasado para festejar el cumpleaños de un compañero en un salón de fiestas llamado ‘El Charquito’.
Como beber cervezas y preparar bebidas no es divertido, los chicos de entre 20 y 25 años de edad, rompieron esquemas y llenaron un tinaco entero con agua de sabor y mezcal, mezcla mejor conocida como ‘agua loca’, o algo así como ‘veneno para la peda’.
Todo iba bien, la gente se divertía, hasta que la ingesta de alcohol en grandes cantidades provocó que varios estudiantes comenzaran a sentirse mal; varios de ellos vomitaron, una joven, incluso, perdió el conocimiento, por lo que terminaron por llamar al número de emergencias.
Tal vez, en su momento, fue la idea más innovadora del año, pero la noche ni siquiera había empezado y para las 9 pm elementos de Protección Civil del municipio y paramédicos del Sistema de Urgencias Médicas llegaron al lugar; la joven presentaba alto grado de ebriedad y no respondía a estimulaciones físicas habituales.
A pesar de ello, no fue trasladada a un hospital para que le brindaran atención médica especializada, sino que su familia decidió llevársela del lugar para atenderla ellos mismos.
De acuerdo a las declaraciones hechas por Protección Civil, al llegar al lugar se percataron que la mayoría de los jóvenes se encontraba en evidente estado de ebriedad, por lo que la fiesta fue suspendida y el lugar fue clausurado como medida de seguridad.
Cabe mencionar que no es la primera (y probablemente tampoco la última) fiesta por parte de los estudiantes de la Universidad de Guanajuato que ha tenido que ser clausurada, ya en otras ocasiones han protagonizado intoxicaciones por alcohol o por consumir pastelitos con mariguana.
¡Vaya vida la del Universitario!