Muhammad Ali es el más grande boxeador de todos los tiempos, y mientras él será recordado por siempre, Haur Singh de 67 años, el único boxeador hindú que se ha enfrentado a él, vive en el abandono.
En 1980, Ali estuvo en Delhi, cuando hizo una exhibición ante la gente. El boxeador enfrentó al campeón hindú Kaur Singh. 50 mil personas acudieron a ver a Ali. Kaur no era un improvisado, era el campeón nacional de pesos pesados y en 1982 ganó la medalla de oro en los juegos asiáticos.
26 años después, Ali murió, mientras que Kaur Singh se despierta todos los días a cultivar el campo. Singh ganó el premio Arjuna en 1982, el premio Padmashiri en 1983, y la medalla Vishisht Sewa en 1988. Hoy es un granjero en su nativa Khanal Khurd en Sangrur.
Dejó el boxeo luego de su participación en los olímpicos de 1984 en Los Ángeles y no permitió que sus hijos siguieran sus pasos por el nulo apoyo de su gobierno. Todavía no recibe el premio en efectivo que se le prometió hace 34 años por el gobierno al haber obtenido la medalla de oro.
Luego de retirarse del ejército, se volvió granjero. Desarrolló un problema cardiaco y se le tuvo que hacer una angioplastía. El gobierno nunca se preocupó por el atleta. El ejército pagó los gastos de su cirujía. Además de ganar seis medallas en competencias internacionales, recibió la medalla al valor por su participación en la guerra con Pakistán.
Es triste ver cómo los grandes como Haur son sepultados en la historia a causa de un gobierno que no apoya el desarrollo de sus atletas.