En la antigüedad se tenía por costumbre que al morir, las personas notables de algunas culturas fueran enterradas con algunas de sus posesiones, joyas, símbolos de su poderío y en algunos casos incluían a sus mascotas y hasta a sus sirvientes. En pleno siglo XXI parece que esta forma de dar sepultura a un cadáver sigue sucediendo.
Algunas personas piden que los sepulten con un anillo que les gusta mucho, una obra de arte, pero un hombre en Baja California Sur, México, fue mucho más allá y dejó establecido que su última voluntad era que lo sepultaran con todo y su camioneta, que recientemente le había regalado su hijo, porque no tuvo suficiente tiempo para disfrutarla, así que pensó que tal vez lo podría hacer en el más allá.
Adán Arana, un pescador del Puerto de San Carlos, se encontraba enfermo y uno de sus hijos apenas le había regalado una camioneta, la cual le gustó mucho, pero debido a su condición, ya no le fue posible disfrutarla. Así que, como su última voluntad, le pidió a sus familiares que lo sepultaran con todo y su vehículo. Aunque la petición fue bastante rara, accedieron a cumplirla.
Un grupo de albañiles construyeron la tumba con block y cemento. Con ayuda de una grúa depositaron la camioneta al interior y en la caja depositaron el ataúd para después cubrir todo con tierra y así dejar que don Adán descansara en paz con todo y su vehículo. Para algunos, esto fue un desperdicio, pues sus familiares pudieron utilizar la camioneta, pero al final decidieron complacerlo.
La polémica también se desató porque al parecer no le avisaron a las autoridades sobre este entierro y ahora analizan si fue algo legal. No sabemos todavía en qué terminará todo esto, aunque sería todavía más raro que les ordenaran desenterrar vehículo y cadáver, y luego hacer un nuevo funeral, pero ya sin camioneta. Es mejor que ya dejen a don Adán descansar en paz.