Las tradiciones son parte de la identidad de los diferentes pueblos y países del mundo; cada una tiene sus características que las hace únicas, y aunque algunas pueden ser vistas como positivas, también hay otras llenas de crueldad y muerte, que tratan de justificarse en la tradición.
Una prueba de esto se reflejó hace unos días cuando el torero español Víctor Barrio, de 29 años de edad murió cornado por un toro que le perforó el pulmón y la vena aorta.
Sin embargo esto no paró ahí. Por tradición, el toro de que le propinó la mortal cornada, llamado “Lorenzo”, de 529 kilos y nacido en abril de 2012, tendrá que ser sacrificado junto con su familia.
Así se evita, conforme a los expertos, que se reproduzca o fortalezcan los genes que ocasionan esta conducta anormal de los toros de lidia.
Como lo menciona la tradición taurina, los ganaderos que han lidiado un toro que propinó una cornada mortal a un torero tienen que mandar al matadero toda su casta o familia. La estirpe de “Lorenzo” deberá terminar.
El ganadero de Los Maños, de casta Santa Coloma, en España mandará al matadero a su madre, la vaca “Lorenza”. No obstante, según periódicos españoles esta vaca ya había sido sacrificada hace algunos días a causa de su edad avanzada, confirmaron los ganaderos.
Podrán algunos defender la fiesta brava y otros criticarla; sin embargo, cualquier tipo de crueldad no debe formar parte del mundo actual ni ser justificada por la tradición.
La barbarie ya no debe ser una costumbre, en una lucha por la vida donde cualquier muerte es lamentable.