El arquitecto parisino Vincent Callebaut quiere que sus edificios sean más que una torre; su visión es ambiciosa crear una civilización que ahorre energía y absorba carbono para combatir el calentamiento global.
Una de sus ideas ecológicas está tomando raíces en este momento en Taipei, la capital de Taiwan.
Cuando el Tao Zhu Yin Yuan -que significa “El Retiro de Tao Zhu”- se complete en septiembre de 2017, el complejo residencial se cubrirá con 23.000 árboles y arbustos.
Mientras que Callebaut compara el edificio a un bosque urbano, su aspecto es en realidad el modelo de una hebra de ADN -una doble hélice de torsión de 90 grados de la base a la parte superior.
Esta estructurá de 43 metros cuadrados absorberá 130 toneladas de dióxido de carbono (CO2) emitidas cada año -el equivalente a alrededor de 27 coches.
Taiwán, en general, produjo más de 250 millones de toneladas de CO2 en 2014, según la Agencia Internacional de Energía.
Callebaut admite que es un pequeño paso, pero insiste en que es “un gran salto en contra del calentamiento global”.
“Quiero dar esperanza para un mejor mañana. La torre presenta un concepto pionero de eco-construcción residencial sostenible que pretende limitar la huella ecológica de sus habitantes”.
– Vincent Callebaut
El complejo de apartamentos de 21 pisos esta construido para garantizar que los residentes reduzcan su consumo de energía.
El diseño utiliza la iluminación natural y la ventilación. También incluye reciclaje de agua de lluvia y paneles solares en la azotea.
Callebaut ha estado detrás de varios conceptos ecológicos notables a lo largo de los años, desde un jardín flotante diseñado para limpiar ríos europeos hasta rascacielos submarinos creados a partir de basura oceánica.
Ha planeado una granja urbana de 132 pisos para la ciudad de Nueva York, y un ambicioso proyecto para transformar París, y que pase de ser la Ciudad de la Luz a una ciudad verde inteligente para el año 2050.
“Extravagante y futurista como pueden parecer, el núcleo de todos mis diseños es un intento de abordar la amenaza real que las ciudades representan para la humanidad y nuestro equilibrio ecológico”.
Según el mismo Callebaut, el proyecto es una perfecta fusión de tecnología y cultura occidental y oriental.
La torre está directamente inspirada en la estructura de doble hélice del ADN, la fuente de la vida y el símbolo de la armonía, y reflexiona sobre la idea del equilibrio final.
Además, el “bioarquitecto”, como el mismo se llama, dejó este pensamiento para la posteridad, donde invita a todos a ser consientes sobre lo que sucede en nuestro planeta, ambientalmente hablando:
“Me gusta pensar “fuera de la caja”, para sacudir las viejas estructuras. Hacer evolucionar a la sociedad es lo más difícil de hacer en este mundo … pero es posible paso a paso”.
“Espero que la gente aprenda que es posible reducir el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero. El planeta está en un estado de declive y no ha habido suficientes iniciativas proactivas tomadas para salvar a la Madre Tierra”.